martes, julio 20, 2010

Anna Ajmátova: quién llorará por esta mujer...


Tres cosas le encantaban a él

Tres cosas le encantaban a él:
las oraciones vespertinas, los pavos reales blancos,
y los mapas desteñidos de América.
No soportaba los mocosos chillones,
ni su té con mermelada de frambuesa,
ni la histeria femenina
… y yo era su esposa.


Dejé de sonreír

Dejé de sonreír,
el viento helado congela los labios,
hay una esperanza menos,
habrá una canción más.
Y esta canción, sin ganas,
se la daré a la risa y a los reproches
porque el alma no puede soportar
el dolor del amor que calla.

No sabemos cómo decirnos adiós

No sabemos cómo decirnos adiós.
Erramos por ahí, juntos, hombro con hombro.
El sol está bajando,
vas pensativo y yo silenciosa.

Entremos en una iglesia para ver
misas de difuntos, bautismos, casamientos
y sin mirarnos, saldremos.
¿Por qué somos tan diferentes del resto?

O sentémonos en el cementerio,
sobre la nieve pisoteada, suspirando frágilmente.
Con esa rama trazarás mansiones
donde estaremos siempre los dos.

La mujer de Lot

Pero la esposa de Lot, miró hacia atrás
y se convirtió en un pilar de sal. Génesis.

Y el hombre justo caminaba detrás del mensajero de Dios
enorme y brillante, por la montaña negra.
Pero una voz insistente le dijo a la mujer:
no es demasiado tarde, todavía podés mirar
a las torres rojas de tu Sodoma nativa,
a la plaza donde cantabas, al patio donde hilabas,
a las ventanas vacías de las amplias casas
donde diste a luz a los hijos
para tu esposo querido.
Miró -y encadenados al dolor mortal-
sus ojos no pudieron ver más;
y el cuerpo se hizo de sal transparente,
y sus piernas veloces se adhirieron a la tierra.

¿Quién llorará por esta mujer?
¿Qué tanto vale esta pérdida?
Sólo mi corazón nunca se olvidará
a la que dio su vida por una sola mirada.

*(Traducción de Natalia Litvinova)
**Retrato de Ajmátova hecho por Kuzmá Petrov-Vodkin.
***Poeta rusa ( Odessa 1889, Moscú 1966).

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