Derek Walcott: Brindarás por tu vida...
El amor después del amor
Llegará el tiempo
cuando, con júbilo
te encontrarás llegando
a tu propia puerta, a tu propio
espejo
y cada cual sonreirá al dar la
bienvenida al otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Amarás otra vez al extraño que
alguna vez fuiste.
Le darás vino. Pan. Le
devolverás tu corazón
al mismo corazón, al extraño
que te ha amado
toda tu vida, al que ignoraste
por otro, al que te conoce de
memoria.
Sacarás las cartas de amor del
estante,
las fotos, las notas
desesperadas,
despegarás tu propia imagen
del espejo.
Te sentarás. Brindarás por
tu vida.
Estrella
Si, a la luz de las cosas, te desvaneces
de verdad, aunque pálidamente retirada
a una determinada y conveniente
distancia, como la luna suspendida
toda la noche entre las hojas, podrías
alborozar esta casa sin ser vista;
ah, estrella, doblemente compasiva, que vino
demasiado pronto para el crepúsculo, muy tarde
para la alborada, tu lumbre pálida
encauce lo peor de nosotros
hacia el caos
con la pasión
de un simple día.
cuando, con júbilo
te encontrarás llegando
a tu propia puerta, a tu propio
espejo
y cada cual sonreirá al dar la
bienvenida al otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Amarás otra vez al extraño que
alguna vez fuiste.
Le darás vino. Pan. Le
devolverás tu corazón
al mismo corazón, al extraño
que te ha amado
toda tu vida, al que ignoraste
por otro, al que te conoce de
memoria.
Sacarás las cartas de amor del
estante,
las fotos, las notas
desesperadas,
despegarás tu propia imagen
del espejo.
Te sentarás. Brindarás por
tu vida.
Estrella
Si, a la luz de las cosas, te desvaneces
de verdad, aunque pálidamente retirada
a una determinada y conveniente
distancia, como la luna suspendida
toda la noche entre las hojas, podrías
alborozar esta casa sin ser vista;
ah, estrella, doblemente compasiva, que vino
demasiado pronto para el crepúsculo, muy tarde
para la alborada, tu lumbre pálida
encauce lo peor de nosotros
hacia el caos
con la pasión
de un simple día.
*Versiones en castellano extractadas del portal informático de Casa de las Americas: http: laventana.casacult.cub
Desenlace
Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:
una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.
Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad
de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a
la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,
y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.
Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.
Fama
Esto es la fama: domingos,
una sensación de vacío
como en Balthus,
callejuelas empedradas,
iluminadas por el sol, resplandecientes,
una pared, una torre marrón
al final de una calle,
un azul sin campanas,
como un lienzo muerto
en su blanco
marco, y flores:
gladiolos, gladiolos
marchitos, pétalos de piedra
en un jarrón. Las alabanzas elevadas
al cielo por el coro
interrumpidas. Un libro
de grabados que pasa él mismo
las hojas. El repiqueteo
de tacones altos en una acera.
Un reloj que arrastra las horas.
Un ansia de trabajo.
Desenlace
Yo vivo solo
al borde del agua sin esposa ni hijos.
He girado en torno a muchas posibilidades
para llegar a lo siguiente:
una pequeña casa a la orilla de un agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
hacia el mar añejo. No elegimos estas cosas.
Mas somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, los años pasan,
dejamos caer el peso pero no nuestra necesidad
de cargar con algo. El amor es una piedra
que se asentó en el fondo del mar
bajo el agua gris. Ahora, ya no le pido nada a
la poesía sino buenos sentimientos,
ni misericordia, ni fama, ni Curación. Mujer silenciosa,
podemos sentarnos a mirar las aguas grises,
y en una vida inmaculada
por la mediocridad y la basura
vivir al modo de las rocas.
Voy a olvidar la sensibilidad,
olvidaré mi talento. Eso será más grande
y más difícil que lo que pasa por ser la vida.
Fama
Esto es la fama: domingos,
una sensación de vacío
como en Balthus,
callejuelas empedradas,
iluminadas por el sol, resplandecientes,
una pared, una torre marrón
al final de una calle,
un azul sin campanas,
como un lienzo muerto
en su blanco
marco, y flores:
gladiolos, gladiolos
marchitos, pétalos de piedra
en un jarrón. Las alabanzas elevadas
al cielo por el coro
interrumpidas. Un libro
de grabados que pasa él mismo
las hojas. El repiqueteo
de tacones altos en una acera.
Un reloj que arrastra las horas.
Un ansia de trabajo.
*Versiones en castellano de Vicente Araguas.
**Derek Walcott (Castries, Isla de Santa Lucía, 1930). Poeta y dramaturgo. Autor de una vasta obra poética representada en gran parte por Colección de poemas 1948-1984, Testamento de Arkansas, 1987, y Omeros, 1990. Premio Nobel de Literatura 1992.
Etiquetas: Poetas
2 Comments:
¡Qué bueno, Coto! Gracias, Irene
Sí, Irene, me impactaron estos poemas... Tenía a este autor medio olvidado, y de repente, leí estos textos!
Gracias por tu comentario, por tu visita, por tu generosidad de siempre!
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