Nelson Guerra: inveterada costumbre de morirse
Miguel Hernández tiene
Miguel Hernández tiene
la inveterada costumbre de morirse
para mí
cada vez que le abro el libro
De sangrar sobre zapatos olvidados
sobre funestos cadáveres de esparto.
Sobre Josefina con luto de cebolla.
De cruzar sus últimas manos sobre el pecho
para que el corazón no dé el estallido
de rabioso panal
y las palabras salgan en enjambres
de nupciales prisas
hacia los rebrotados limoneros
de un tibio mayo con albahacas
intensamente llovedoras.
Y si cierro el libro
y el quinqué se apaga
hay un cortejo
de cabizbajas ovejas que lo llevan
a su porción de tierra en Orihuela.
Su perfil de sirena, su frente
Su perfil de sirena, su frente
Sus pupilas café y medianoche
Su cintura y su tinta cobriza
Su tarjeta de crédito y credo
Su llavero, su bolso, su música
Su ilusión y su música suave
Y su don de bailar en pantuflas
Su película muda de fotos
Su formal traje sastre
Sus lentes
Su teléfono que no me responde
Su pequeña ternura de plantas
Y su ingente fastidio burócrata
Su cepillo dental mentolado
Su invariable café y galletitas
Su silencio y un hueco en el aire
Su tv fastidiosa y su cama
Sus pinturas, su aceite de oliva
sus orgasmos de rosas moradas
Su delirio de trópico ardiente
Sus tristezas de auroras boreales
Su cocina impecable
Su sombra
Su silueta colgando la ropa
Su perfume y su rouge en el mate
Su manera, su bulto y su ausencia.
No llegué a conocerla
Y su nombre
Suena a antigua persiana cerrada
No se dio
Y hoy se fue para siempre
*Nelson Guerra nació en Montevideo, en 1943. Poeta y narrador. En 1974 edita la revista de arte y literatura Imágenes. Interviene en la muestra de poesía ilustrada organizada por el Ateneo de Montevideo. Es docente de los talleres literarios del departamento de Maldonado. Publicó, entre otros, los siguientes libros: El esquema, cuentos, 1974; Los ojos del viento sur, cuentos, 1983; Más o menos a las siete, 2002, cuentos. Verso libre, poesía. Recibió diversos premios.
Miguel Hernández tiene
la inveterada costumbre de morirse
para mí
cada vez que le abro el libro
De sangrar sobre zapatos olvidados
sobre funestos cadáveres de esparto.
Sobre Josefina con luto de cebolla.
De cruzar sus últimas manos sobre el pecho
para que el corazón no dé el estallido
de rabioso panal
y las palabras salgan en enjambres
de nupciales prisas
hacia los rebrotados limoneros
de un tibio mayo con albahacas
intensamente llovedoras.
Y si cierro el libro
y el quinqué se apaga
hay un cortejo
de cabizbajas ovejas que lo llevan
a su porción de tierra en Orihuela.
Su perfil de sirena, su frente
Su perfil de sirena, su frente
Sus pupilas café y medianoche
Su cintura y su tinta cobriza
Su tarjeta de crédito y credo
Su llavero, su bolso, su música
Su ilusión y su música suave
Y su don de bailar en pantuflas
Su película muda de fotos
Su formal traje sastre
Sus lentes
Su teléfono que no me responde
Su pequeña ternura de plantas
Y su ingente fastidio burócrata
Su cepillo dental mentolado
Su invariable café y galletitas
Su silencio y un hueco en el aire
Su tv fastidiosa y su cama
Sus pinturas, su aceite de oliva
sus orgasmos de rosas moradas
Su delirio de trópico ardiente
Sus tristezas de auroras boreales
Su cocina impecable
Su sombra
Su silueta colgando la ropa
Su perfume y su rouge en el mate
Su manera, su bulto y su ausencia.
No llegué a conocerla
Y su nombre
Suena a antigua persiana cerrada
No se dio
Y hoy se fue para siempre
*Nelson Guerra nació en Montevideo, en 1943. Poeta y narrador. En 1974 edita la revista de arte y literatura Imágenes. Interviene en la muestra de poesía ilustrada organizada por el Ateneo de Montevideo. Es docente de los talleres literarios del departamento de Maldonado. Publicó, entre otros, los siguientes libros: El esquema, cuentos, 1974; Los ojos del viento sur, cuentos, 1983; Más o menos a las siete, 2002, cuentos. Verso libre, poesía. Recibió diversos premios.
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