domingo, septiembre 02, 2007

Puertas de París, de Sara Cohen*


Por María del Carmen Colombo**


En el nuevo libro de Sara Cohen Puertas de París, una mujer cruza el umbral, y, venciendo los temores ancestrales, se interna en un universo de pérdida y silencio. Hija viajera, lleva en su maleta aquello que permanece frente a las mudanzas: sabores, sonidos, la luna de origen, el relato materno.
Cruzar el umbral, entonces, se convierte en el movimiento inicial de una mujer dispuesta a reunir los fragmentos de las historias de familia, hasta conformar el entramado de una escritura que retoma el detalle, la pequeña anécdota.
Cuando los hijos dicen el silencio de los padres, lo extraño se vuelve familiar. Hablar, contar la historia, establecer continuidades otorga existencia, presencia a las ausencias. Poema a poema el lector va reconstruyendo el derrotero de una familia judía que, debido a los avatares de la historia, tuvo que emigrar de París a Buenos Aires. Se actualizan así los orígenes devastados de padres y abuelos, desencuentros provocados por constantes migraciones. La asincronía en la presentacion de los datos biográficos y lugares conforma un laberinto tejido por las hábiles manos de la autora, una verdadera Ariadna.
El tiempo se asocia a un espacio, las pequeñas historias se relacionan con un lugar –París, Milán, Schumaj--, y cada vínculo filial se transforma en una entrada, en una puerta a ese laberinto. Como se enhebran las cuentas dispersas de un collar, Sara Cohen recupera las voces desaparecidas que sólo encuentran “vacío de referencia en todas las lenguas”. Al fin, la poesía puede conjurar los desencuentros, “factor común de una humanidad degradada”.
Pero lo que en realidad va dibujando este libro es el mapa de una subjetividad, la de una mujer que se pregunta quién es. “Escritura e identidad, un cuerpo y un misterio”, responde Sara Cohen al final de su trayecto. Identidad: algo intraducible en sujetos siempre en proceso y, por lo tanto, inacabados, inconclusos.
Oscuro continente el de la muerte, ausencia definitiva que nos deja en situación de carencia, de privación. Sin embargo esta intemperie puede ser el impulso para emprender un viaje de vida y de palabra, de compromiso con el pasado y el presente. Así parece confirmarlo la inquietante travesía que despliega Puertas de París, un libro sem metafisica, atento a la experiencia, a la realidad de las sensaciones: “pieza preciosa oculta/ en la maleza/ puesta a salvo milagrosamente al momento de partir”.
Retomando en profundidad ciertas búsquedas recurrentes en la poesía argentina escrita por mujeres, y en diálogo intenso con otras voces poéticas --Pizarnik, Pessoa, Rimbaud--, la voz de Sara Cohen adquiere ese matiz singular, esa resonancia luminosa, que deriva de un esfuerzo de alteridad. Voz femenina la de Cohen que, en su anhelo de comunión, abre generosamente las puertas para invitarnos a ser parte de su fascinante travesía.

*Sara Cohen nació en Buenos Aires en 1955. Es poeta y traductora, psicoanalista. Ha publicado los libros de poesía El poema que insiste (1992), Puertas de París (Emecé, 2000), Escena con cartas (Emecé, 2003), Poemas venecianos (Vinciguerra, 2003), Casas turbulentas (La Bohemia, 2004), los libros de ensayo El silencio de los poetas (Biblos, 2002) y La frontera de la lengua (Biblos, 2006) y la novela Veintinueve días de junio (Biblos, 2006). Entre 1996 y 2005 condujo un espacio de poesía dentro del programa radial “El refugio de la cultura”.
**Texto del prólogo del libro Puertas de París (Emecé, 2000).