lunes, noviembre 04, 2019

Enrique Pezzoni César Vallejo II

Fragmentos de la lectura acerca de la obra del poeta  peruano  César Vallejo realizada por el profesor Enrique Pezzoni,  titular de la Cátedra  Teoría Literaria de la Carrera de Letras, de junio de 1987. II



"Dos grandes espacios se abren en los poemas de CV. La posición del sujeto en el mundo en el cosmos y el sujeto encerrado y solo en el cosmos – sujeto que quiere encontrarse con el otro y no pùede, explicarse a sí mismo y no puede, sujeto que se ve a sí mismo como un obejto inexplicable.
Un espacio de clausura sería el sujeto en la vastedad del mundo. Y el otro, el sujeto clausurado en la crónica familiar.
Hay un poema LXXII de Trilce donde resulta evidente la creación de la crónica familiar como clausura:
LXXII
Lento salón en cono, te cerraron, te cerré,
aunque te quise, tú lo sabes,
y hoy de qué manos penderán tus llaves.

Desde estos muros derribamos los últimos
escasos pabellones que cantaban.
Los verdes han crecido. Veo labriegos trabajando,
los cerros llenos de triunfo.
Y el mes y medio transcurrido alcanza
para una mortaja, hasta demás.

Salón de cuatro entradas y sin una salida,
hoy que has honda murria, te hablo
por tus seis dialectos enteros.
Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido.

  Julio estaba entonces de nueve. Amor
contó en sonido impar. Y la dulzura
dio para toda la mortaja, hasta demás.

El “salón en cono” es el espacio de la crónica familiar.

aunque te quise, tú lo sabes,
y hoy de qué manos penderán tus llaves.

Tenemos las llaves de ese recinto, adonde él vuelve, proyectándose imaginariamente. A quí se expresa, además, la amenaza sea el dueño de ese lugar cerrado. Y el resto del poema insiste en eso.

Aparece una palabra como “pabellones”, que tiene un amplio espectro de significados.

Desde estos muros derribamos los últimos
escasos pabellones que cantaban.

Justamente “pabellón es una tienda de campaña en forma de cono. Lo cual remite al primer verso. También los pabellones son las colgaduras que puede llevar alrededor una cama, los doseles. Es también un edificio aislado y separado de otros edificios..
En el resto del poema hay de inmediato, una vez que se ha presentado ese espacio de clausura, una contraposición entre lo clausurado y lo abierto:

Los verdes han crecido. Veo labriegos trabajando,
los cerros llenos de triunfo.
Y el mes y medio transcurrido alcanza
para una mortaja, hasta demás.

Es decir, el tiempo, la muerte, etc., pero esa imprevisión de lo exterior vuelve al ambiente de clausura, o sea, el ambiente cerrado, aquello donde transcurre el sujeto en la crónica familiar. Salón de cuatro entradas y sin una salida,  ahí se entra pero no se sale.

hoy que has honda murria, te hablo
por tus seis dialectos enteros.
Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido.

De repente, misteriosamente, aparece una situación dialógica. ¿Con  quién está hablando?

Ya ni he de violentarte a que me seas,
de para nunca; ya no saltaremos
ningún otro portillo querido. El sujeto parece hablar consigo mismo, o hablar con ese mismo espacio clausurado. Siempre se está dialogando con otro que puede ser él mismo, que puede ser un interlocutor misterioso. Otra cosa: el sujeto discute esa situación de encierro y de imposibilidad de sí, en unos poemas que parecen argumentativos pero que trabajan con la contradicción,, el absurdo, en definitiva. El trabajar con el absurdo como única forma posible de argumentación."








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