Henri Michaux**: Poema: exorcismo por ardid*: una vez más
Poema:
exorcismo por ardid*
Por
Henri Michaux**
Harto
extraordinario sería que de los miles de sucesos que acaecen cada año resultase
una armonía perfecta. Siempre hay algunos que se atragantan, y que uno guarda
dentro de sí, hirientes.
Una
de las cosas que pueden hacerse: el exorcismo.
Toda
situación es dependencia y cientos de dependencias. Sería inaudito que
resultase de esto una satisfacción sin tacha o que un hombre pudiera, por muy
activo que fuese, combatirlas a todas eficazmente en la realidad.
Una
de las cosas que pueden hacerse: el exorcismo.
El
exorcismo, reacción de poder, a modo de ataque con ariete, es el auténtico
poema del prisionero. En el lugar mismo del sufirmiento y la manía se introduce
tal exaltación, tan magnífica violencia, unidas al martillear de las palabras,
que el daño se disuelve progresivamente y lo reemplaza una aérea ira demoníaca
--¡maravilloso estado!
Muchos
poemas contemporáneos, poemas de liberación, obran también uno de los efectos
del exorcismo; mas un exorcismo por ardid. Por ardid de la naturaleza
subconsciente que se defiende mediante una elaboración imaginativa apropiada:
los sueños. Por ardid premeditado o tanteante, que busca su punto de aplicación
óptimo: los sueños diurnos.
No
sólo los sueños sino una infinidad de pensamientos son "para salir del
apuro", e incluso sistemas filosóficos que se creían algo muy distinto
fueron sobre todo exorcisantes.
Efecto
liberador semejante, pero naturaleza por completo diferente.
Nada
en ella de ese impulso de saeta, fogoso y como suprahumano del exorcismo. Nada
de esa especie de torreta de bombardeo que se forma en los momentos en que el
objeto que hay que rechazar se ha tornado casi eléctricamente presente y es
mágicamente combatido.
Esta
ascensión vertical y explosiva constituye uno de los momentos culminantes de la
existencia. Por muchas veces que aconseje uno tal ejercicio a quienes viven a
pesar suyo en dependencia desgraciada, siempre serán pocas. Pero resulta
difícil encender el motor; solamente logra hacerlo la cuasi desesperación.
Como
sabe el buen entendedor, los poemas del comienzo de este libro no están en
absoluto escritos por odio a esto o aquello, sino para liberarse de
infleuncias.
La
mayoría de los textos que siguen son, en cierto modo, exorcismos por ardid. Su
razón de ser: mantener en jaque a los poderes circundantes del mundo hostil.
*Prefacio del libro Adversidades, exorcismos. Traducc. Jorge
Riechman. Editorial Poesía Cátedra, Madrid, 1988.
**Poeta y pintor francés de origen belga. Entre sus libros
se cuentan: Quien fui (1924), Ecuador (1929), Un bárbaro en Asia (1932), Paz en
los quebrantes (1959), El infinito turbulento (1957), Conocimiento en el abismo
(1961), Las grandes pruebas del espíritu (1966). Murió el 19 de octubre de
1984.
Etiquetas: HENRI MICHAUX
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home