jueves, junio 09, 2016

José Cedrón: Dos poemas




*

Fue de noche, tan frío, entre columnas anchas
después de habernos dado en la boca
en los dientes
como un temblor nos vimos,
había tanto y poco como en este presente
pasado sin saber.
Recogimos vestido para el viaje,
resistente vitualla, zapatos que duraran
la pasión del camino, días y noches semejantes.
Nos llevamos las cartas, los planos, embarcamos
y nunca imaginamos que aquellas pertenencias
fundarían ciudades, darían hijos, vientos,
estaciones de lluvia.
Aquello que era apenas una ilusión formada
a orillas de tu cama –donde pasan los ríos de un país–
crearía un delirio jamás domesticado.
Nunca pensé que fueras un espesor de sombras
que turbara los ojos,
el matiz de una ausencia que no puede escribirse.
Pasamos turbulencias, el azar intrigaba
yo tenía gitanas en mis manos
cruzaban por sus líneas
y eran como el olvido
que venía a buscarnos
y nunca supo nada de nosotros.

            

 Puerto de Veracruz, México




*
                     La propuesta

Podemos conocernos, viajar tres mil kilómetros,
diez mil, o tantos más.
No quiero ir a la luna.
Allí hace falta mucho entrenamiento,
equilibrio en la dieta y en los gestos,
educar al silencio,
aprender a comer, a caminar.
Respirar solo.
Quedemos aquí, donde lo que se lleva y trae
el viento,
una que otra esperanza.
Cosas que todavía pueden ser soñadas.
Aquí tenemos árboles, canciones,
las orillas del mar.
La suerte viva.
Quedemos aquí: la piel, las manos libres.
Pongamos esa música y te invito a bailar.
A la luna se viaja en los boleros.

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