miércoles, septiembre 30, 2015

Carlos Alberto Santostefano*: Apuntes sobre la traición


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Recordemos aquella célebre y sarcástica frase de Groucho Marx:  «He aquí mis principios. Pero, si no le gustan, estoy dispuesto a cambiarlos». 
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Hay quienes explican la psicología del traidor como un tortuoso lodazal donde campea el complejo de culpa. Así, por ejemplo, suele decirse que la entrega de Cristo fue el triste pretexto que Judas utilizó para castigarse con el suicidio que anhelaba.  No debemos descartar, en efecto, que muchos traidores se sepan íntimamente gusanos sin otro norte vital que el medro; y que esa conciencia de su miseria moral los haga sentir culpables.
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 Lo que nos llevaría a considerar también el complejo de inferioridad como motor de la traición; pues, si bien hay traidores de todos los linajes y pelajes, suelen ser individuos de muy baja ralea, seres mediocres que se vieron encumbrados por razones azarosas, adventicias o coyunturales, con frecuencia impulsados por alguien más brillante y generoso que ellos, al que nunca pudieron terminar de perdonar que los haya encumbrado desde la nada.
Y, como su encumbrador conoce sus limitaciones (y, por lo tanto, que su encumbramiento es inmerecido o injusto), arden en deseos de encontrar la ocasión propicia para poder causar su ruina y acuchillarlo sin piedad.
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 Las justificaciones del traidor son siempre alambicadas y rocambolescas, llenas de cajones de doble fondo, como el armario de un escapista o prestidigitador; pues el traidor siempre está escapando de sus propias mentiras, y haciendo trucos engañosos con sus palabras."

*Fragmentos extractados del blog: http://santostefanocarlosalberto.blogspot.com.ar/