sábado, agosto 01, 2015

Lelé Santilli*: Antes que la palabra...



Antes que la palabra encrucijada
tuviera otro sentido,
era seguro el sitio del camino
por donde me iba, entraba al pueblo.
Un portón con un galpón al fondo
pudo ser escenario adecuado
para un hombre mayor con deseo
en su valija,
casi tanto como la hija de mi padre
que no fueran mis hermanas,
una mosquita
muerta viva.
Retenido en un rincón -hay olor
a aceite, a grasa de motores
mezclada con la tierra- se revela
en un punto
como esa luz acrisolada, cegadora
en donde pone el ojo
la criatura. Recuerdo
encubridor o encrucijada o nudo
al que regresan mis pasos
desandándose
sobre la propia huella, inadecuada.
Así, la sombra que se engrosa como mujer
niña del ojo
del amo o sanguijuela. Cuerpo sombrío,
que no dará a la luz partes salientes
ni hijos
ni sacará de sí la fuerza necesaria
para parirse, ni irá a París, ni será
para nadie.
A la par de su padre como una sombra
y de su madre como la otra
no nombrada. Encrucijada
y todas las versiones
de una misma, que no puede partir
la diferencia.

*Lelé Santilli: Nació en Armstrong, prov. de Santa Fe. Publicó el libro de poesía Seda terrestre (1992, Bajo La Luna. Rosario). Vivió en Buenos Aires, donde coordinó talleres de escritura. Ha escrito teatro y relatos. Vivió en San Francisco de California, Estados Unidos, reside actualmente en Santa Fe, Argentina.

*El poema que se transcribe pertenece al libro Seda terrestre.