La bandada
con los ojos cerrados
como si caminara
arbolada hacia la fábrica
esperar después de la sirena
en la mitad de la barranca
ver a mi padre abrirse
de entre los compañeros
como de una bandada
bicicletas
gorriones
y la glicina
lloviéndonos la casa
con mi mano escondida
en el hueco prolijo de su palma
con su olor a trabajo
el gastado marrón con que miraba
ver subir la bandada.
*Del libro Paso de agua, Ediciones El Mono Armado.
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