Louise Glück: El umbral...
Yo quería quedarme como
estaba,
quieta, a diferencia del
mundo,
no en medio del verano
sino en la fase previa
al brote de la primera
flor, el momento
en que nada es pasado aún
--
no en medio del verano,
intoxicante,
sino a fines de la
primavera, cuando el césped no está alto todavía
al borde del jardín,
cuando los tulipanes precoces
empiezan a brotar --
como un niño que ronda un
umbral, observando a los demás,
los que entran primero,
tensa fusión de brazos,
atento a los
fracasos ajenos, las
vacilaciones ajenas
con la brutal confianza
infantil de un inminente poder
preparándose para vencer
esas flaquezas, para
sucumbir
a la nada, el tiempo
directamente
previo a la floración, la
época de la maestría
antes de la aparición del
don,
antes de la posesión.
* Traduc. María Negroni: Véase el libro La pasión del exilio, diez poetas norteamericanas del siglo XX.
The Doorway
I
wanted to stay as I was
still
as the world is never still,
not in
midsummer but the moment before
the
first flower forms, the moment
nothing
is as yet past-
not
midsummer, the intoxicant,
but
late spring, the grass not yet
high at
the edge of the garden, the early tulips
beginning
to open-
like a
child hovering in a doorway, watching the others,
the
ones who go first,
a tense
cluster of limbs, alert to
the
failures of others, the public falterings
with a
child’s fierce confidence of imminent power
preparing
to defeat
these
weakness, to succumb
to
nothing, the time directly
prior
of flowering, the epoch of mastery
before
the appearance of the gift,
before
possession.
**Poema incluido en el libro de la
autora The wild iris, 1992.
*** Con el libro El iris salvaje
Louise Glück (Nueva York, 1943) ganó el Premio Pulitzer de Poesía 1993).
**** Dice Rolando Costa Picazo : “Al final del sufrimiento había una puerta” - dicen los versos iniciales de El iris salvaje (…). Enseguida, la puerta se abre y aparece la promesa de un jardín: un niño que juega contra un atardecer, “las primeras lluvias del otoño sacudiendo los lirios blancos”, esculturas del tiempo.Si el jardín ha sido siempre un espacio alegórico (empezando por el Edén), aquí es además paradigma semántico, a le vez excusa y decorado de una conversación. En él se interroga y reclama, se aprende y reprocha, se comprueba y acepta. Uno de los interlocutores es Dios. El otro, plural y diversamente desposeído, diversamente desesperado: la materia sensible. El diálogo arroja algunos resultados. Al final, un corazón se yergue, alcanza el pico agudo de sus preguntas. (…) El iris salvaje es uno de los libros más bellos escritos en EE.UU. en los últimos años. En él la poesía espera, como espera el vacío, como corolario o premio: “After all things occured to me, the void occured to me” (“Después que todo ocurrió, me ocurrió el vacío”)."
**** Dice Rolando Costa Picazo : “Al final del sufrimiento había una puerta” - dicen los versos iniciales de El iris salvaje (…). Enseguida, la puerta se abre y aparece la promesa de un jardín: un niño que juega contra un atardecer, “las primeras lluvias del otoño sacudiendo los lirios blancos”, esculturas del tiempo.Si el jardín ha sido siempre un espacio alegórico (empezando por el Edén), aquí es además paradigma semántico, a le vez excusa y decorado de una conversación. En él se interroga y reclama, se aprende y reprocha, se comprueba y acepta. Uno de los interlocutores es Dios. El otro, plural y diversamente desposeído, diversamente desesperado: la materia sensible. El diálogo arroja algunos resultados. Al final, un corazón se yergue, alcanza el pico agudo de sus preguntas. (…) El iris salvaje es uno de los libros más bellos escritos en EE.UU. en los últimos años. En él la poesía espera, como espera el vacío, como corolario o premio: “After all things occured to me, the void occured to me” (“Después que todo ocurrió, me ocurrió el vacío”)."
Etiquetas: Louise Glück, Poetas, Poetas norteamericanos
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