Seamus Heaney: Alucinando...
III
Érase una vez mi padre sin ahogarse
Entrando a nuestro patio. Había ido a fumigar
Las patatas que sembró al pie del río,
Negándose a llevarme. El fumigador
Era grande, una maquinaria nueva, y la cal
Podría quemar mis ojos. El caballo era brioso, y yo
De pronto lo asustaba. Cosas así. Pasé el día
Tirando piedras a un pájaro en el techo, más
Por el gusto de escuchar los golpes contra las tejas que
Otra cosa. Pero cuando él regresó, estaba en casa
Y lo vi por la ventana, con su vista desviada,
Su aire de vencido, extraño sin sombrero.
Su paso era incierto, estaba próximo a ser fantasma.
Al voltearse junto al río el caballo
Resbaló, alzó las patas nervioso y el carro,
Con todo y rociador, se puso a tambalear
De modo que el aparejo entero se cayó
Al remolino –cascos y cadenas, ruedas y varales,
Aperos y barril-, todo rodaba por el mundo
Y el sombrero se lo llevó alegre la corriente
Hasta un remanso. Aquella tarde
Lo vi cara a cara. Llegó adonde yo estaba
Con sus huellas húmedas del río,
Y no existía nada entre él y yo entonces
Que nos impidiera ser felices para siempre.
* Seamus Heaney (1939, Irlanda del Norte). Premio Nobel de Literatura 1995.Profesor universitario, ha publicado varios libros de poesía, entre ellos Norte (1975), al cual pertenece el poema que se transcribe. Traducc: Joe Broderick.
Érase una vez mi padre sin ahogarse
Entrando a nuestro patio. Había ido a fumigar
Las patatas que sembró al pie del río,
Negándose a llevarme. El fumigador
Era grande, una maquinaria nueva, y la cal
Podría quemar mis ojos. El caballo era brioso, y yo
De pronto lo asustaba. Cosas así. Pasé el día
Tirando piedras a un pájaro en el techo, más
Por el gusto de escuchar los golpes contra las tejas que
Otra cosa. Pero cuando él regresó, estaba en casa
Y lo vi por la ventana, con su vista desviada,
Su aire de vencido, extraño sin sombrero.
Su paso era incierto, estaba próximo a ser fantasma.
Al voltearse junto al río el caballo
Resbaló, alzó las patas nervioso y el carro,
Con todo y rociador, se puso a tambalear
De modo que el aparejo entero se cayó
Al remolino –cascos y cadenas, ruedas y varales,
Aperos y barril-, todo rodaba por el mundo
Y el sombrero se lo llevó alegre la corriente
Hasta un remanso. Aquella tarde
Lo vi cara a cara. Llegó adonde yo estaba
Con sus huellas húmedas del río,
Y no existía nada entre él y yo entonces
Que nos impidiera ser felices para siempre.
* Seamus Heaney (1939, Irlanda del Norte). Premio Nobel de Literatura 1995.Profesor universitario, ha publicado varios libros de poesía, entre ellos Norte (1975), al cual pertenece el poema que se transcribe. Traducc: Joe Broderick.
Seamus Heaney: Para que cada uno afine su música
"En su novela El primer círculo,
Solzhenitzyn sitúa la acción en un campo de prisioneros en las afueras
de Moscú; los prisioneros son técnicos altamente calificados forzados a
trabajar en proyectos ideados por Stalin. El proyecto más importante de
todos es el intento de construir un mecanismo capaz de intervenir los
teléfonos. Pero lo que tiene que ser especial de este mecanismo concreto
(...) es que no sólo grabará la voz y el mensaje, sino que además
identificará la modulación esencial de los sonidos de la voz que habla;
descubrirá, según nos dice el autor, 'aquello que hace que todas las voces humanas sean únicas'
(...). La idea es que la voz es una especie de huella dactilar
poseedora de una rúbrica constante y singular que, como las huellas
dactilares, puede ser grabada y empleada para nuestra identificación.
Ahora
bien, una de las finalidades de la formación literaria que yo recibí
era que el oído del estudiante se convirtiera en un artefacto capaz de
"pinchar" las poesías, de modo que cualquier fragmento de un verso
desprovisto de nombre o de fecha pudiese llegar a ser identificado por
la dicción, los tropos o la cadencia. (...)
Lo
que quiero decir es que existe una relación entre el núcleo de la voz
del poeta cuando habla y el núcleo de su voz poética, entre su acento
original y el estilo que en algún momento descubrirá. Creo que el
descubrimiento de un modo de escribir natural y adecuado a tu
sensibilidad depende de la capacidad de recobrar ese punto sensible
esencial que los técnicos de Solzhenitzyn intentaban aislar. Ese y no
otro es el registro absoluto que sirve para que cada uno afine su
música."
*Fragmento extractado de De la emoción a las palabras. Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 1996, pp. 42-43.
Etiquetas: Seamus Heaney
posted by Blog del amasijo at 11/02/2012 02:06:00 p.m.