sábado, septiembre 01, 2012

Hilda Guerra: Sin tiza ni pizarrón...



"Una mujer atraviesa la ciudad en colectivos atestados, entre roces, discusiones y sospechas. Pero al mismo tiempo recorre libros. Viajera y lectora: no porque el traqueteo del transporte conduzca al movimiento de la lectura –como pensaba Walter Benjamin sobre el tren-, sino porque el libro se convierte en motivo de una fuga, en instancia de escape ante lo cotidiano que oprime. Y también ante un conjunto de otros que son narrados desde la imagen del desagrado. Asoma Cortázar en las páginas de este libro, porque están sus personajes pero también porque algo de sus pinceladas sobre las náuseas de los sectores medios e ilustrados lo recorre. Así, se podría leer Sin tiza ni pizarrón como expansión y despliegue del cuento “Ómnibus”. 

Pero si en el cuento cortazariano el motivo político que lo animaba era la desconfianza hacia la sentimentalidad del peronismo, en la novela de Hilda Guerra el trasfondo es el de la discusión con las políticas educativas que cercenan los derechos de los docentes y los condenan a una vigilia ambulatoria. A un derivar de un colectivo a otro y de un conjunto de alumnos a una manifestación callejera. La profesora que protagoniza el relato cultiva, al mismo tiempo, la enfática vocación de la docencia y el desdén libresco por los modos populares.  Es en esa ambigüedad que el libro puede leerse a la vez como una crítica de la docencia y una defensa de sus valores.

María Pía López

*Podés encontrar esta novela en las cinco sucursales de la Librería Santa Fe, en Martiser de Villa Urquiza, y El Túnel de Cabildo y Monroe.