Damaris Calderón: Un poema...
La ventanilla de un tren corta
—no asesina—
corta impasible como un carnicero
las reses el paisaje
lo que se va quedando atrás
y entra definitivo en el pasado.
Nada más cruel más plácido
que hacer señales desde una ventanilla
que pulir ese vidrio inofensivo
(nadie se picará las venas)
Quizás del otro lado
alguien reanuda este diálogo mudo.
Pero no nos vemos
gracias a la eficacia del conductor
a la vertiginosidad del tren cuyo destino es moverse
moverse con su carga de pasajeros muertos
sorprendidos soñando en un vagón oscuro.
*Damaris
Calderón. La Habana, 1967. Poeta, narradora y ensayista cubana. Ha
publicado: Con el terror del equilibrista, Duras aguas del trópico, Se adivina un país, Duro de roer, Babosas: dejando mi propio rastro, Parloteo de Sombra, Los amores del mal, El billar de
Lucrecia, etc.
2 Comments:
Tuve el gusto de conocerla, aunque hace mucho tiempo que la tengo perdida en ese tren al infinito. Muy buena poeta, muy buen poema. Gracias. Jorge Ariel.
Un abrazo Jorge Ariel, gracias por tus palabras! Abrazo.
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