Gonzalo Rojas: In memorian
¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?
Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: ¿amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?
¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?
Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso.
*Gonzalo Rojas (Chile 1917-2011). Miembro del grupo surrealista Mandrágora. Publicó, entre otros, los siguientes libros: La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1979), Del relámpago (1981), 50 poemas (1982), El alumbrado (1986), Materia de testamento (1988), Desocupado lector (1990), Río turbio (1996), y dos recopilaciones: Antología de aire (1991) y Poesía selecta (1997). Premio de la Sociedad de Escritores de Chile, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1992) , Premio José Hernández (1997), Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo (1998), Premio Cervantes (2003).
1 Comments:
Oh, no, no, no. El padre del poema "El cofre", que tanta vida puso en él a pesar de la muerte, no puede estar muerto.
No. Qué triste noticia. Digo no tantas veces como una forma de afirmar su poesía, más viva que nunca. No existen palabras. Oh, no, no, no.
No, Gonzalo Rojas. No...
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