martes, septiembre 04, 2007

Para que cada uno afine su música*

Por Seamus Heaney**
"En su novela El primer círculo, Solzhenitzyn sitúa la acción en un campo de prisioneros en las afueras de Moscú; los prisioneros son técnicos altamente calificados forzados a trabajar en proyectos ideados por Stalin. El proyecto más importante de todos es el intento de construir un mecanismo capaz de intervenir los teléfonos. Pero lo que tiene que ser especial de este mecanismo concreto (...) es que no sólo grabará la voz y el mensaje, sino que además identificará la modulación esencial de los sonidos de la voz que habla; descubrirá, según nos dice el autor, 'aquello que hace que todas las voces humanas sean únicas' (...). La idea es que la voz es una especie de huella dactilar poseedora de una rúbrica constante y singular que, como las huellas dactilares, puede ser grabada y empleada para nuestra identificación.
Ahora bien, una de las finalidades de la formación literaria que yo recibí era que el oído del estudiante se convirtiera en un artefacto capaz de "pinchar" las poesías, de modo que cualquier fragmento de un verso desprovisto de nombre o de fecha pudiese llegar a ser identificado por la dicción, los tropos o la cadencia. (...) Lo que quiero decir es que existe una relación entre el núcleo de la voz del poeta cuando habla y el núcleo de su voz poética, entre su acento original y el estilo que en algún momento descubrirá. Creo que el descubrimiento de un modo de escribir natural y adecuado a tu sensibilidad depende de la capacidad de recobrar ese punto sensible esencial que los técnicos de Solzhenitzyn intentaban aislar. Ese y no otro es el registro absoluto que sirve para que cada uno afine su música."
*Fragmento extractado de De la emoción a las palabras. Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 1996, pp. 42-43.
**Seamus Heaney nació en 1929 en Irlanda del Norte. Poeta, prosista y ensayista. Premio Nobel de Literatura 1995.