
"(...) Cualquiera que fuese la cosa que yo deseara en mi infancia, a cualquier juego que me entregara, me importaba más que todo, el resultado, me importaba el fin, me importaba un remate de efecto. Yo lo hacía todo precipitadamente, de prisa, avanzando con emoción hacia el resultado prefijado. Casi no experimentaba placer en el
proceso del juego, apresurándome a rematarlo. (…) Ahora, en cambio, al ejecutar algún trabajo, casi siempre llego a un estado de ánimo inverso. Todo mi interés se dirige hacia el
proceso del trabajo mismo, mientras que sus
resultados constituyen para mí una sorpresa, y yo los dejo existir objetivamente, por así decir, separados de mí, no considerándolos mi propiedad y sin encariñarme con ellos tanto (…). Y gracias a este nuevo modo de tratar a los
resultados de mi actividad , eché de ver dos nuevos momentos en mi vida. Reparé en que los
resultados de los más diversos hechos míos se combinan, diría, automáticamente en un cuadro armónico, en un armónico mosaico, donde cada piedrecita, en consonancia con otras, da una imagen íntegra y razonada de un enorme cuadro. Y reparé también en una cosa más: de la esfera de mi vida desapareció el fastidio abrumador y la vaciedad que me tocaba experimentar antes, en lo instantes en que los
resultados estaban alcanzados y yo, que los había anhelado tanto, los recibía en propiedad y no sabía qué hacer con ellos. Me eran innecesarios y me torturaban, devastándome el alma y originando aburrimiento, nostalgia y apatía."
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