jueves, agosto 16, 2007

Niní Bernardello: una travesía de pequeños detalles

Por María del Carmen Colombo

Niní Bernardello es una poeta extraña, difícil de definir o encasillar. Desentendida de las modas, su poesía dialoga en tensión amorosa con elementos de muy diferente procedencia. Segmentos de discurso lindantes con la alquimia, las ciencias contemporáneas, la pintura, que su poética reordena de manera no convencional, siempre sostenida en una impecable composición del poema. Nuestra poeta sabe del arte de "con-mover", tan ligado a la metáfora del corazón, y guiada por esa "emoción conjunta", traduce puntualmente los temblores de una existencia, atravesada por la intemperie de la Gran Historia. Así, la travesía que nos propone la obra de Bernardello reconoce los desplazamientos de un yo poético, en diálogo abierto con los pequeños detalles de la historia personal y social. Como pocas, la poesía de Niní Bernardello logra mostrar dramáticamente lo que nos pasa y, a través del baile que propone para este fin de siglo, alcanza a esbozar con el poder delicado de su palabra un camino para esquivar la fatalidad de nuestro destino latinoamericano, logrando materializar en sus poemas la sentencia de la escritora chilena Eugenia Brito: "doblar el signo de la dependencia es el proyecto de destino que ya para muchas se ha convertido en un signo necesario y gozoso". En este sentido la poesía de Bernardello reactualiza, y sí que gozosamente, ese "acto-destino" conmovedor que descentra, cuestiona, pone en tela de juicio el orden dominante, para inaugurar uno nuevo que reconozca, en su comienzo, el gesto de asumir la distorsión que nos reenvía el espejo del imperio, para devolverla amorosamente multiplicada.*
Bailando con Tina

bailando en la oscuridad, unidas a estrellas y espadas,
girando lentamente entre el humo asfixiante
que lanza el águila de alas abiertas,
bailando en la oscuridad, en el savoy,
en las nubes, en la pista de la bandera
a bandas, subiendo y bajando por el mástil
helado, cubriéndote la cabeza con un margen
de dolor pegajoso y fatal,
bailemos tina, bailemos enredándonos
en el decorado fulguroso y maloliente
de seda y de neón quebradizo,
bésame, tina, bésame,
dame el aliento del imperio, su olor,
su trampa, su infortunio,
arrincona mi corazón,
arrincona mi corazón
y hazlo estallar como un país sudamericano.**


* Comentario publicado en Revista Ñ, el 24 de agosto de 2002.
** Poema incluido en el libro de Niní Bernardello Copia y transformaciones (Libros de Tierra Firme, 1990).

No hay comentarios.: