Jonio González Poemas
Servidumbre
del enunciado
hablas y no te oyes
o te oyes como en medio de un tumulto
respondes sin saber bien a qué respondes
y las palabras resuenan
igual que si las dijese otro
el que conversa contigo asiente
la frase que has pronunciado
tiene al parecer sentido
y sin embargo
–crees–
éste es el mismo
que puede tener un comentario al pasar:
la relativa coherencia
de la observación casual
irreflexiva
absurda
es tanto lo que te dicen
que por defecto cuanto dices
semeja el indistinto resultado
de la duda o la certeza
una forma de vacío
para no decepcionar a quien
como nosotros
no sabe de qué habla
Peregrino
te he arrancado palabras
que jamás comprenderé
soles que nunca arderán
en las mañanas
que han de flotar
sobre nosotros
el lugar será breve
y erróneo
y a la hora de pronunciar
tu nombre dirás
cada sílaba es un péndulo
un desertor
invisible
Ante
una vasija griega
contra el fondo amarillo
ningún rostro destaca
tal vez un peinado
cierto tocado
pero la misma vacua mirada
en todos
el análisis caprichoso de las posturas
la invención de las expresiones
enfrentan a aquellos
que permanecen inmóviles
ocupados en sus cosas
les hacen hablar incluso
exponer ideas
despojar los mitos
de cualquier significado
al margen de la pasión o la necesidad
ni un efecto casual
ni una relación fortuita
la vasija no obstante
se comporta de acuerdo con lo que es:
una antorcha se apaga
en el líquido que contiene
como yo me apago
en tu cuerpo
De: Historia del
visitante, Ediciones en Danza 2019
Lo que
sigue a la palabra
qué buscabas en el puerto sagrado
qué reflejo de pavesa
que te devolviera a un destino
idéntico a ti mismo
la luz
describía la razón final
del símbolo
el silencio aquello
que el pensamiento evocaba
sin llegar a comprender
qué buscabas
vuelve a preguntarte
en aquel puerto
luz y silencio van de la mano
a Liliana
recojo castañas del suelo
junto a la fuente
y advierto sorprendido
que las hojas que me rodean
son de roble
levanto entonces la vista hacia ella
pero está de espaldas
como observando un sendero
que baja de esta loma
hacia lo alto de otra
que nunca alcanzaré
y en la que ella también
recogerá castañas junto a una fuente
mientras mira las hojas que la rodean
y toma una
y me la ofrece
Las
formas de la fe
el actor ha olvidado su parlamento
las palabras que ha de decir
para proseguir con la obra
sin improvisar
la actriz recuerda de pronto
algunas frases oídas en la infancia
y las pronuncia
dando lugar a una escena
que no figuraba en el guion
ante esto el público se pregunta
sobre el posible —e inesperado— desenlace
sobre la realidad de la existencia
sobre los mecanismos de dicha realidad
sobre el contenido de la experiencia
y la posibilidad de que ayude —o no—
a comprenderla
sobre la lógica —en definitiva—
de la misma obra
el actor retoma entonces el diálogo
en el punto en que lo había dejado
la actriz desecha las palabras aprendidas
en la infancia
el público respira tranquilo
y relegando la imprevisible escena
deja de buscar sentido a un argumento
que se ha revelado intercambiable
* Poeta. Fundó, con Javier Cófreces, la revista de poesía La Danza del Ratón. Integró Onofrio: Grupo de Poesía Descarnada (con Javier Cófreces y Miguel Gaya).Publicó: El oro de la república; Muro de máscaras; Cecil; Últimos poemas de Eunice Cohen; El puente; Ganar el desierto; La invención de los venenos; Historia del visitante y Esbozos y representaciones Ha sido incluido en diversas antologías, entre ellas, Una antología de la poesía argentina. Ha traducido una extensa lista de poetas. Vive en Barcelona desde 1983.
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