sábado, octubre 17, 2020

Ivana Incorvaia: Apuntes borradores sobre Adolecer de Paco Urondo

 

Apuntes borradores sobre Adolecer de Paco Urondo

                                                                        Por Ivana Incorvaia

                                                     (Asociación de Graduados en Letras de Rosario)

 

Constituye prácticamente un lugar común señalar la singularidad del peronismo como fenómeno político y cultural. Éste no sólo representó uno de los hechos políticos más significativos en la historia nacional, sino que también implicó una nueva irrupción de la realidad en la literatura argentina. Desde sus comienzos despertó en distintos escritores y narradores cierto interés por recoger  discusiones ideológicas y replantear objetivos políticos y culturales. Casos paradigmáticos como el de Borges, Anderson Imbert, Martínez Estrada, entre otros, se presentan como formulaciones convencionales entre las manifestaciones de posiciones, en general opositoras, que la literatura produce durante el decenio del gobierno peronista.Pero el período histórico que va de 1955 a 1973 complejiza esta relación. Estas fechas delimitan una etapa histórica signada por el derrocamiento militar del segundo gobierno peronista y el advenimiento de otro gobierno constitucional del mismo signo dieciocho años después. A lo largo de estos años, y con el peronismo proscripto, se desarrolló un proceso de lucha y resistencia en el que encontramos la participación de diversas organizaciones y sectores políticos. El campo cultural en su conjunto también experimentó la emergencia de distintas manifestaciones, en general ligadas a la necesidad de revisión crítica del contexto. En esta etapa, asimismo, la poesía argentina comienza a ensayar cambios significativos y a incorporar entonaciones y tópicos que significaron un nuevo momento. Más allá de la adhesión o no respecto del peronismo, y atendiendo a la complejidad del vínculo entre literatura y política, comienza a producirse en la poesía un entrecruzamiento relacionado con aspectos ideológicos, y el hermetismo va cediendo paso a las referencias histórico sociales. Dos integrantes del grupo de Zona de la poesía americana: César Fernández Moreno y Francisco Urondo, se presentarían como exponentes en esta conformación de una nueva dirección en la poesía, ligada también a otra manera de concebir su teoría y su práctica.

Cuando nos encontramos frente a un conjunto de poemas cuya lectura descarta el análisis puramente temático, el vínculo entre literatura y política, y más aún, el de literatura y peronismo, se vuelve más complejo y menos evidente. Adolecer (1965-1967) de Francisco Urondo, pone de manifiesto esta complejidad, puesto que lleva al límite dos estilos de lenguaje poético disímiles o antagónicos: el hermetismo, por un lado, y la irrupción de la Historia y de referencias populares, por el otro. El compromiso social (que aquí se desprende de la necesidad manifiesta de leer la historia para justificar la actualidad) y la experimentación artística, confluyen en un entramado de citas contemporáneas y anacrónicas y deslizamientos en el tiempo y en el espacio. Coloquialismos, modalidades de lo cotidiano, personajes populares, letras de tango; se corresponden con un acercamiento referencial de su poesía a la vida cotidiana. Pero esta vida, al mismo tiempo, se nos presenta repleta de otros personajes, hechos, miserias, amores, odios, lugares y recuerdos. Su propia historia se convierte en materia poética junto con un “ensayo” sobre la patria y su Historia, con reflexiones y dudas que recorren la conquista y varios siglos posteriores.

La historia de alguna etapa de su vida y la de su patria conviven, y por momentos parecen ser lo mismo, tal vez, por el propio país que los ha sucedido. Yo soy / esta patria, vengan en mi ayuda. El paso del tiempo transcurre, pero a su vez habría algunas cuestiones inmunes a él. El mismo adolecer para su vida y la de su país, y el paso del tiempo en ambas parece seguir descompuesto: pasa el tiempo y el mismo silencio cómplice oculta otras traiciones. Soy como este país, como este tiempo, tengo / su forma, su decadencia; nunca / podré quitármelo / de encima. El devenir de su historia y la de su país en la tensión del recuerdo de las cosas más viejas, como para una especie de invocación de las sombras más recientes; muchas, presentadas como inevitables.

Adolecer. Una etapa de la vida y del dolor. Estos poemas nos cuentan la imposibilidad de poder entender sin adolecer, lo inevitable (o incurable). Y la historia argentina se presenta signada por esta cifra: ayer y hoy. La patria y los hombres adolecen y eso es lo que vincula el pasado y el presente: Francisco Ramírez y su mujer vivían / como adolescentes en un país / que recién

despertaba a la adolescencia, no / atinaron demasiado, pero sufrían / de un mal incurable, por aquellos años / y por estos: adolecían / sin remedio.

La adolescencia condenada por la espontaneidad misma de los adolescentes, al mismo tiempo permite o naturaliza la equivocación o el destruirse. Pero aparece el reproche, las imágenes de la muerte y del fracaso, y una concepción del tiempo y de la historia siempre al borde de una herida. Los chirridos / propiciatorios de las ruedas laceradas, / de las adolescencias /laceradas, de las esperas laceradas. Un eterno dolor inevitable de una etapa que le impusieron a nuestra historia: hay quienes crecen / de golpe, se agrandan y su corazón / es débil, como las aguas / traicionadas de este país sin inocencia, y sigue / adoleciendo / hasta el día de la muerte. Esta / tierra que pisamos, sufre / por un tamaño, por su edad / que le han impuesto sin que nadie / atinara a defenderla. Las muertes / prematuras, las eternas / juventudes, la madurez compulsiva, / destituyen el destino, ablandan / la sangre ofuscada y temerosa.

Y por momentos la adolescencia cae fusilada por los cómplices de una patria que no deja de adolecer. Sin ocultar miedos se afirma: mi rabiosa / esperanza en esta vida que tarde / o temprano voy a perder; esta vida, / que sonríe, que muestra / los dientes como un perro rabioso, dejándonos / las manos vacías de fáciles y tortuosas / esperanzas. Y las ilusiones se pierden en un barco de bandera inglesa. Y ruge la confusión de una profunda tristeza.