Ivana Incorvaia: Apuntes borradores sobre Adolecer de Paco Urondo
Apuntes borradores sobre Adolecer de Paco Urondo
Por Ivana Incorvaia
(Asociación de Graduados en Letras de Rosario)
Constituye
prácticamente un lugar común señalar la singularidad del peronismo como
fenómeno político y cultural. Éste no sólo representó uno de los hechos
políticos más significativos en la historia nacional, sino que también implicó
una nueva irrupción de la realidad en la literatura argentina. Desde sus
comienzos despertó en distintos escritores y narradores cierto interés por recoger
discusiones ideológicas y replantear
objetivos políticos y culturales. Casos paradigmáticos como el de Borges,
Anderson Imbert, Martínez Estrada, entre otros, se presentan como formulaciones
convencionales entre las manifestaciones de posiciones, en general opositoras,
que la literatura produce durante el decenio del gobierno peronista.Pero el
período histórico que va de 1955 a 1973 complejiza esta relación. Estas fechas
delimitan una etapa histórica signada por el derrocamiento militar del segundo
gobierno peronista y el advenimiento de otro gobierno constitucional del mismo
signo dieciocho años después. A lo largo de estos años, y con el peronismo
proscripto, se desarrolló un proceso de lucha y resistencia en el que
encontramos la participación de diversas organizaciones y sectores políticos.
El campo cultural en su conjunto también experimentó la emergencia de distintas
manifestaciones, en general ligadas a la necesidad de revisión crítica del
contexto. En esta etapa, asimismo, la poesía argentina comienza a ensayar
cambios significativos y a incorporar entonaciones y tópicos que significaron
un nuevo momento. Más allá de la adhesión o no respecto del peronismo, y
atendiendo a la complejidad del vínculo entre literatura y política, comienza a
producirse en la poesía un entrecruzamiento relacionado con aspectos ideológicos,
y el hermetismo va cediendo paso a las referencias histórico sociales. Dos
integrantes del grupo de Zona de la poesía americana: César Fernández Moreno y Francisco
Urondo, se presentarían como exponentes en esta conformación de una nueva dirección
en la poesía, ligada también a otra manera de concebir su teoría y su práctica.
Cuando
nos encontramos frente a un conjunto de poemas cuya lectura descarta el
análisis puramente temático, el vínculo entre literatura y política, y más aún,
el de literatura y peronismo, se vuelve más complejo y menos evidente. Adolecer
(1965-1967) de Francisco Urondo, pone de manifiesto esta complejidad, puesto
que lleva al límite dos estilos de lenguaje poético disímiles o antagónicos: el
hermetismo, por un lado, y la irrupción de la Historia y de referencias
populares, por el otro. El compromiso social (que aquí se desprende de la
necesidad manifiesta de leer la historia para justificar la actualidad) y la
experimentación artística, confluyen en un entramado de citas contemporáneas y
anacrónicas y deslizamientos en el tiempo y en el espacio. Coloquialismos,
modalidades de lo cotidiano, personajes populares, letras de tango; se corresponden
con un acercamiento referencial de su poesía a la vida cotidiana. Pero esta
vida, al mismo tiempo, se nos presenta repleta de otros personajes, hechos,
miserias, amores, odios, lugares y recuerdos. Su propia historia se convierte
en materia poética junto con un “ensayo” sobre la patria y su Historia, con
reflexiones y dudas que recorren la conquista y varios siglos posteriores.
La
historia de alguna etapa de su vida y la de su patria conviven, y por momentos
parecen ser lo mismo, tal vez, por el propio país que los ha sucedido. Yo soy /
esta patria, vengan en mi ayuda. El paso del tiempo transcurre, pero a su vez
habría algunas cuestiones inmunes a él. El mismo adolecer para su vida y la de
su país, y el paso del tiempo en ambas parece seguir descompuesto: pasa el
tiempo y el mismo silencio cómplice oculta otras traiciones. Soy como este
país, como este tiempo, tengo / su forma, su decadencia; nunca / podré
quitármelo / de encima. El devenir de su historia y la de su país en la tensión
del recuerdo de las cosas más viejas, como para una especie de invocación de
las sombras más recientes; muchas, presentadas como inevitables.
Adolecer.
Una etapa de la vida y del dolor. Estos poemas nos cuentan la imposibilidad de
poder entender sin adolecer, lo inevitable (o incurable). Y la historia
argentina se presenta signada por esta cifra: ayer y hoy. La patria y los
hombres adolecen y eso es lo que vincula el pasado y el presente: Francisco
Ramírez y su mujer vivían / como adolescentes en un país / que recién
despertaba
a la adolescencia, no / atinaron demasiado, pero sufrían / de un mal incurable,
por aquellos años / y por estos: adolecían / sin remedio.
La
adolescencia condenada por la espontaneidad misma de los adolescentes, al mismo
tiempo permite o naturaliza la equivocación o el destruirse. Pero aparece el
reproche, las imágenes de la muerte y del fracaso, y una concepción del tiempo
y de la historia siempre al borde de una herida. Los chirridos / propiciatorios
de las ruedas laceradas, / de las adolescencias /laceradas, de las esperas
laceradas. Un eterno dolor inevitable de una etapa que le impusieron a nuestra
historia: hay quienes crecen / de golpe, se agrandan y su corazón / es débil,
como las aguas / traicionadas de este país sin inocencia, y sigue / adoleciendo
/ hasta el día de la muerte. Esta / tierra que pisamos, sufre / por un tamaño,
por su edad / que le han impuesto sin que nadie / atinara a defenderla. Las
muertes / prematuras, las eternas / juventudes, la madurez compulsiva, / destituyen
el destino, ablandan / la sangre ofuscada y temerosa.
Y
por momentos la adolescencia cae fusilada por los cómplices de una patria que
no deja de adolecer. Sin ocultar miedos se afirma: mi rabiosa / esperanza en
esta vida que tarde / o temprano voy a perder; esta vida, / que sonríe, que
muestra / los dientes como un perro rabioso, dejándonos / las manos vacías de
fáciles y tortuosas / esperanzas. Y las ilusiones se pierden en un barco de
bandera inglesa. Y ruge la confusión de una profunda tristeza.
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