SHARON OLDS*
LA HIJA CRECIENTE
Mientras chupé la vida del cuerpo de mi madre
en el oscuro cuarto exterior sobre el mar,
la leche salpicada de crema meciéndose en mí
del mismo modo que mi madre me mecía en sus brazos-
lejos de la costa,
desde el silencio y la oscuridad, del submarino,
delicado como una gamba, los hombres rana japoneses,
salieron nadando despacio. Se acercaron por el oeste,
sus rostros de oro brillando como granos de
mica, en el denso Pacífico,
sus aletas como patas de langostinos. Yo estaba echada
y chupaba, y, como amarillas escamas de mantequilla,
ellos inscribieron en mí en grandes cantidades,
con la leche de mi madre, una vocación. Desde entonces
sería ante mí misma, la enemiga
de todo aquel que me impidiera crecer.
Crédito: Publicado por Ana Pérez Cañamares en el blog "El alma disponible".
*Poeta norteamericana, nacida en 1942 en San Francisco y educada, según sus propias palabras, en «las llamas del infierno calvinista». Publicó entre otros ibros de poemas: Satán dice, El padre, Los vivos y los muertos.
1 Comments:
Gracias por tu comentario, pero todo el mérito es de Sharon Olds, una de mis poetas favoritas. Me alegra que compartamos este gusto. Un abrazo
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