martes, mayo 31, 2011

El Torito en la Biblioteca Nacional

Recordando a Simone...

"Todos los movimientos naturales del alma se rigen por leyes análogas a las de la gravedad física. La única excepción la constituye la gracia.
Siempre hay que esperar que las cosas sucedan conforme a la gravedad, salvo que intervenga lo sobrenatural.
Dos fuerzas reinan en el universo: luz y gravedad.
Gravedad (...): ¿Por qué en cuanto un ser humano da muestras de tener alguna o mucha necesidad de otro, éste se aleja?: Gravedad. (...)."

****
"Mecánica humana. Quien sufre trata de comunicar su sufrimiento --ya sea zahiriendo a otro, ya sea provocando su piedad-- con el fin de disminuirlo, y a fe que lo consigue. (...)
Tendencia a extender el dolor más allá de uno mismo. Si por un exceso de debilidad no puede provocarse la compasión ni tampoco hacer daño al prójimo, se daña la representación del universo en uno mismo. Cualquier cosa hermosa y buena resulta entonces como una injuria. (...)
Hacer daño al prójimo es recibir algo de él. ¿Qué? ¿Qué se gana (y qué habrá que pagar a cambio) cuando se hace daño? Sale uno crecido. Sale uno más ancho. Ha colmado dentro de sí un vacío al crearlo en el otro.
Poder hacer daño al prójimo impunemente (...) es ahorrarse un gasto de energía, gasto que el otro debe asumir. Lo mismo que en la satisfacción ilícita de un deseo cualquiera. La energía que se economiza de esa manera se degrada enseguida. (...)"

*Simone Weil. Filósofa francesa (1909-1943). Fragmentos extraídos del libro La gravedad y la gracia.

lunes, mayo 30, 2011

Interiores, ciclo de poesía: Enrique Butti

Ciclo de poesía Interiores: Llectura y presentación del poeta  ENRIQUE BUTTI (prov. de Santa Fe).
En la Biblioteca Popular "José Ingenieros", Ramírez de Velasco 958 - Villa Crespo.
El sábado 4 de junio de 2011, a las 18 en punto, como siempre. 

Un poema del autor invitado:


No exageremos, quiero verte

Casi prefiero tu ausencia
(es mentira, es claro, es un consuelo)
para ver crecer los milagros,
multiplicarse tu presencia.
Cada rayo de sol
baja como la llamarada de cobre
que atraviesa el corazón
de la santa de Bernini.
El aire que persiste es de jade tallado.
A intervalos
la flecha de Zenón
se detiene,
autos inmóviles,
caras mirando el cielo,
chicos levitando.
Las frutas de la feria son de Cézanne,
los interiores de las casas de Vermeer,
los camiones de la avenida
coreografías de Paolo Uccello.
Si no te veo
empiezo a verte en todo.
Pero vamos, no exageremos,
no vayas
a dejarme perdido en la pirámide
entre cámaras y recámaras
de falsos tesoros,
magníficos sólo
porque participan
del reflejo que les llega
del centro secreto
que está siempre
donde estás.

sábado, mayo 28, 2011

María Julia de Ruschi: resiste, pero no te resistas...

La letra escarlata

La cocina, la comida, las calles cada vez más inhumanas y confusas, las multitudes cada vez más vertiginosas, una especie de ceguera para continuar, de ceguera áspera, tosca, desafinada, todo va a acabar mal. La mesa, adiós.

Me duelen la soledad y ciertos desdenes, ciertas desatenciones que no llegaría a llamar desprecio, pero que tal vez lo sean. A las que sin duda yo misma me expongo, porque siempre quiero un viaje de amor, un día de amor, una tarde tranquila y afectuosa.
Espero luces de pequeños consuelos, unos labios que me sonrían, pequeños rebaños de nubes en el amanecer. Un paisaje de amor.
Estoy sentada sola, en el fondo de la noche, no conozco a nadie, nadie me conoce, y me digo, qué me queda por perder? Y me digo: no seas cobarde, no pidas perderlo todo.
Aferrándote a lo poco que te queda, resiste.
No ves que el agua fluye y te lleva? Entonces resiste, pero no te resistas.
No te importe que se grabe hondo en tu corazón la bella letra escarlata de todo lo que te falta.
Aunque no sea fácil llevarla, no sabría yo, ni los que me miran, si representa un baldón o un privilegio.

*María Julia de Ruschi, Nada escrito, hilos editora, buenos aires, 2010.

viernes, mayo 27, 2011

Valeria Cervero: Poemas...

ya no hay dóndes


para venir a ser

con las ganas del parto



anocheció tu espera y

tras las heridas y sus velos

queda la línea

las redes

la última

vuelta

---------------

sonata de río sobre lo que era



tumba

sobre

tumba:

el agua en su ofrecer de finales



siempre el fondo tan lejano,

y el aire,

un deseo más arriba

-----------------


decires

en cuerpo completo

susurros a

media risa

silencios de momento fértil



conocer aguas sin culpa

y arremeter



: hacia el día inhabitable

-------------



y enero nos dejó su causa



: el fuego imprescindible para

derrotar vacíos

de todas formas



: un viaje de maneras y risas

cubiertas



: escalones de llanto y

más



: acaso el mayor descubrimiento

el más extremo

--------------



breve espacio para

r e m o v e r

arena de

desaires



escondidas de hoy

bajo mirada

aquí

casi en el número

incontable



desfiguro

tu suspiro mi voz el aire

en a b a n i c o



casi latiendo

antes de decir

-----------



el tiempo se esmera

en la cicatriz

del rumbo

como si creara esa marca



en el esfuerzo

tal vez

olvidamos cada madrecita

de extendida

lengua

la humedad transformada

el arranque



apenas partimos

y casi creemos decir lo nuevo

pero solo decimos

nuevamente

---------




a penas

nada



de cada acá

escucha

ríos



y sola vez

se estanca

en



lo que no ve

de cuerdas

aguas



un pacto

pleno

de estar



ahí

--------------

*Valeria Cervero (Buenos Aires,1972). Cursó la licenciatura en Letras en la UBA. Integró el grupo de poesía "Abriendo la boca" y participó de la primera época de la revista Boca de sapo. Coordinó talleres de escritura para chicos en centros culturales de la ciudad. Desde hace más de una década realiza tareas de corrección y edición para diversas editoriales.




Es autora de NoVenTas y madrecitas, inéditos, y junto a la artista plástica Vivi Chaves, de la serie de poemas ilustrados Escondidas. Actualmente trabaja en un nuevo libro, cadencias, y administra

el blog mordiscos: www.vc-mordiscos.blogspot.com

miércoles, mayo 25, 2011

Iris Alejandra Giménez: cuando una tiene una duda...

I

cuando una tiene una duda ¿la duerme? ¿la arropa? ¿le da de comer en la boca?
la mira mirarse desnuda en el espejo
le acaricia los hombros
le cuenta los lunares
le mide el empacho con cinta métrica de costurera la buena la única la original
¿o usa el cinto del vestido guardado en el ropero hace más de veinte años?
el poder debió estar en las manos
y en el rezo en inaudible portugués que se llevó a la tumba

cuando una tiene una duda la suelta para que se vuele y no
para que se quede junto a las otras agazapada bajo la ventana del jardín


II
las dudas han empezado a echar raíces y yo no mato ni una pobre mosca
menos voy a animarme a arrancar de cuajo florecitas nuevas


III
me echo a dormir a la sombra de las dudas recién florecidas
que esta primavera vinieron tupidas y frescas
consigo
un lugar tan cómodo que al fin no puedo
ni quiero volver a salir y echo raíces también y me voy con ellas a poblar
la Eterna Duda
donde dicen que van los pobres de certidumbre
porque de ellos es el reino de los cielos
y de la tierra
que fecundan

XIV

Me levanto por la noche
al amparo del insomnio
refiriéndome a mí
como quien espera encontrarse en una brújula


XV
En forma de lluvia
andan mis pasos por esta casa
vuelta a construir
tantas veces
en los ojos


XVI
Por la mañana
es hora de resucitar
Un poblado de fantasmas
es dueño de la noche
donde todas las decisiones son oscuras


* Iris Alejandra Giménez (1969). Poeta y narradora. Actualmente reside en la ciudad de Viedma, Río Negro. Publicó:  Lugar necesario (2006), poemas.  Ha publicado en antologías, revistas literarias y sitios Web. www.lugarnecesario.blogspot.com

Alejandra Correa: De su libro Cuadernos de caligrafía

Sostiene mi mano derecha
en su mano derecha
la contiene en el hueco
y aprieta mi puño en su puño

pulgar e índice apuntalan esta pluma

Dibujamos unos signos antiguos

Me lleva desde fuera de mi trazo
él es mi trazo
él se aventura, yo lo sigo
pero ya no es a él
es al movimiento y su música
su mano apretando la mía
su movimiento en el mío

Mojamos juntos la pluma en el tintero mínimo
(el olor agrio de la tinta negra
en mi pequeña nariz)

Volvemos al trazo interrumpido
se elevan nuestras manos
se acortan
se ciñen
se controlan

Dibujamos el idioma

Respira tan cerca
su profunda voz emite algún sonido
como dictando:
más corto, más largo, más reunido

Y entonces me dice:

- Ahora, vos sola

y me abre en un abismo


*Alejandra Correa (1965, Minas, Uruguay). Poeta, periodista, gestora cultural. Desde los tres años reside en Buenos Aires y es ciudadana argentina. Publicó: Rito partido (1998), El grito (2002), Donde olvido mi nombre (2005) y Cuadernos de caligrafía (2009).

Germán Arens: poemas de su libro Pueblada...

Amor

Cuatro mojarritas

y un cangrejo

de río

en un mediomundo

de remeras

¡Un cangrejo de río!

Impredecible levedad de la sorpresa.


A pocos metros

un desagüe de apósitos

y la morgue,

hermana siamesa

del hospital.


¡En aquella casa!...

sin colores

vive

el petiso Ramirez

experto

pescador de carpas.

Pan y cebolla

las mejores carnadas.


Nosotros

así...

no subsistiríamos

amor


Canal mayor

Hay un lugar,

detrás de la barraca

al que memorando

un instante

retorno

insistente.

Lugar

en el que a hondazos

pescábamos

las carpas,

lugar

casi naranja

canal mayor.

Lugar

en que de niño

casi llegué a la muerte,

muerte

casi naranja

así

como

el canal.

*Germán Arens (Bahía Blanca, 1967). Pueblada es su primer libro editado.

Rodrigo Álvarez: Isla de edición

Carabela
cerrá los ojos
vas a ver...

al viejo
romper nueces navideñas
y ofrecer la cáscara vacía

era rellenarla con plastilina
un escarbandientes como mástil
una vela y zarpar

un barquito
a la deriva.

no soplaba ningún viento
y aún buscamos llegar
donde una nuez parece un coco.

**

un fuego
basta para encenderse

un fuego
y lo que viene a decir

el flamear de su lengua
escupe chispas
que roban
a la noche su luz

mientras se deja abanicar
por el giro poseído
de un derviche que danza,

en el humo contagioso
en la espesura de lo negro

la noche tiene el alma
que camuflada penetra
en un sueño indomable

antes que la pava silbe
y el cielo sea una brasa
alguien vendrá a espolvorear
en el río tus cenizas

**
                          le tengo terror  a los demonios
                                   quiero decir a los domingos
                                       Osvaldo Lamborghini

día de visita

y al séptimo día
de cada semana
la visita consabida

nadie cuenta que hubo
un motín jamás apaciguado
aunque en apariencia
haya reinado el silencio

el mudo estudio
de los mosdos mayores
en un intento vano
por esquivar la repetición

pulverizarse

por la luneta empañada
la lluvia
queda atrás.

Carrusel

una música
con el caramelo de unos dedos pegajosos
y el paso en cámara lenta
del corcel de madera despintada

alaridos y risas suspendidas
en el saludo al pasar

tiene las riendas del tiempo
y no está mal girar y girar
sobre un mismo eje

aún hoy llegan del silencio
noticias del caballo alado
y lo que voló con él

las palomas de la plaza dicen
hubo un jinete
la mano hacia la sortija
que rozaba la felicidad de vuelta en vuelta
                           
*Rodrigo Álvarez (Buenos Aires, 1968) Participó en la antología Mirad al cielo: ¡Los renos caen ardiendo! (Clase Turista - CCEBA, 2009). Tradujo al portugués La inocencia, de Arturo Carrera. Isla de edición es su primer libro publicado.

Curandera presenta: Una tierra, de Victoria Schcolnik

El viernes 3 de junio, a las  20, en Espacio LTK, Acevedo 1031, de esta Capital, será presentado el nuevo libro Una tierra, de la poeta argentina Victoria Schcolnik, publicado por Editorial Curandera.
La presentación estará a cargo del poeta Marcelo Carnero, y la autora leerá sus poemas.

martes, mayo 24, 2011

Noelia Rivero: las palabras no son tan precisas...

II
No puedo tocarte

las palabras no son tan precisas

están fuera del mundo
que se puede tocar.

Iluminan, sí
oscurecen, sí

pero no se las ve
"riendo por la calle"

"apurándose por el frío".

Su fuera música
si al menos yo fuera música
¡bailaríamos!

y la sangre daría
una vuelta entera.

Pero decir solamente
escribir solamente

lo que parece real

se desfigura
cada vez más.


V
La hora me confunde
te escribo tarde

cuando ya
el alarido pasó

y dejó su hueco
que tampoco sirve.

Te decía

hace un momento
me hubiese gustado

que me escucharas
llorar

en ese tiempo
que rocé

que fui yo
como un rayo perfecto

caído en la tierra.

Amiga

nos fuimos alejando
del mundo

fuimos
dejando de querer

viajando solas
con estas cartas

copiando el ruido
la imagen del ruido.

VII
Cuando seamos grandes
nos quedaremos solas

por muerte
o por abandono

o por haber cumplido
ese sueño de juventud

pero estaremos solas
lo sé

juntas, bajo el árbol
que plantaremos juntas

¡Al fin seremos santas!

o crédulas
o jocosas ancianas

Largo tiempo para charlar
para cortar hojas de los ciruelos.

* Noelia Rivero (Buenos Aires, 1979). Publicó las plaquetas Las maravillas del mundo (2004) y Caja con bailarina (2005). Los poemas que se transcriben pertenecen a su libro: Más claro todo (2006).

Lecturas en el living

lunes, mayo 23, 2011

Don Luis de Góngora: Llegada del náufrago a la playa

Era del año la estación florida
en que el mentido robador de Europa
—media luna las armas de su frente,
y el Sol todos los rayos de su pelo—,
luciente honor del cielo,
en campos de zafiro pace estrellas;
cuando el que ministrar podía la copa
a Júpiter mejor que el garzón de Ida,
—náufrago y desdeñado, sobre ausente—
lagrimosas de amor dulces querellas
da al mar; que condolido,
fue a las ondas, fue al viento
el mísero gemido,
segundo de Arión dulce instrumento.

Del siempre en la montaña opuesto pino
al enemigo Noto,
piadoso miembro roto
—breve tabla— delfín no fue pequeño
al inconsiderado peregrino
que a una Libia de ondas su camino
fió, y su vida a un leño.

Del Océano pues antes sorbido,
y luego vomitado
no lejos de un escollo coronado
de secos juncos, de calientes plumas,
—alga todo y espumas—
halló hospitalidad donde halló nido
de Júpiter el ave.

Besa la arena, y de la rota nave
aquella parte poca
que le expuso en la playa dio a la roca:
que aun se dejan las peñas
lisonjear de agradecidas señas.

Desnudo el joven, cuanto ya el vestido
Océano ha bebido,
restituir le hace a las arenas;
y al sol lo extiende luego,
que, lamiéndolo apenas
su dulce lengua de templado fuego,
lento lo embiste, y con süave estilo
la menor onda chupa al menor hilo.

*Luis de Góngora y Argote (Córdoba, España, 1561-1627) Poeta español.

sábado, mayo 21, 2011

Oliverio Girondo, a lágrima viva: Llorarlo todo, pero llorarlo bien...

18

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando, festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo…, si es verdad que los cacuíes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisado, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
*****

A pleno llanto 


"Llorarlo todo.
pero llorarlo bien"
               Espantapájaros

Y entretanto lloremos
tomados de la mano.

Lloremos. ¡Sí! Lloremos
amargo llanto verde,
sustancias minerales,
azufre, mica, arena,
cristales fracasados,
humilladas tachuelas,
ardientes lagrimones
de lacre derretido.

Lloremos junto al humo,
desnudos, entre ruinas,
en medio de la calle,
de la sangre, del lodo,
debajo de la tierra,
en el agua, en el aire,
entre mástiles rotos
y piernas amputadas.

Que se abran las esclusas
del reprimido llanto
y lloremos, a gritos
estentóreos, salvajes,
el mentón tembloroso,
sin compás, ni guitarra,
las mejillas chorreantes,
los párpados acuosos.

Loremos la familia,
el vino derramado,
las momias, la victoria,
las plazas desoladas,
la usura, el terciopelo,
el pan de cada día,
las noches gemebundas,
las muertas catedrales.

Lloremos por las uñas,
por los pies, por los dientes,
lacios chorros tranquilos
de lágrimas salobres,
murmurantes arroyos
que enternezcan las piedras,
cataratas de llanto
de estruendosos modales.

Lloremos y lloremos,
impudorosamente,
sin tregua, ni descanso,
durante largos años,
por más que estalactitas
de lágrimas espesas
ericen las riberas
de nuestros lagrimales.

Lloremos, con la lluvia,
un llanto monocorde
que anegue la codicia,
el pasto, las heridas;
nos limpie la garganta,
el alma, los bolsillos,
traspase la tristeza,
la angustia, la memoria.

Lloremos. ¡Ah! Lloremos
purificantes lágrimas,
hasta ver disolverse
el odio, la mentira,
y lograr algún día
-sin los ojos lluviosos-
volver a sonreírle
a la vida que pasa.

Invitación al vómito

Cúbrete el rostro
y llora.
Vomita.
¡Sí!
Vomita,
largos trozos de vidrio,
amargos alfileres,
turbios gritos de espanto,
vocablos carcomidos;
sobre este purulento desborde de inocencia,
ante esta nauseabunda iniquidad sin cauce,
y esta castrada y fétida sumisión cultivada
en flatulentos caldos de terror y de ayuno.
Cúbrete el rostro
y llora...
pero no te contengas.
Vomita.
¡Si!
Vomita,
ante esta paranoica estupidez macabra,
sobre este delirante cretinismo estentóreo
y esta senil orgía de egoísmo prostático:
lacios coágulos de asco,
macerada impotencia,
rancios jugos de hastío,
trozos de amarga espera...
horas entrecortadas por relinchos de angustia.

viernes, mayo 20, 2011

Esteban Moore: La boca en la fruta

Este melón es una rosa,

este perfuma como una rosa,

adentro debe tener un ángel

con el corazón y la cintura siempre en llamas.

Este es un santo,

vuelve de oro y de perfume

todo lo que toca;

posee todas las virtudes, ningún defecto,

Yo le rezo,

después lo voy a festejar en un poema.

ahora, sólo digo lo que él es:

un relámpago,

un perfume,

el hijo varón de las rosas.
 
 
La boca en la fruta



en pleno silencio

de las bocas

que mutuas se comen

las lámparas

su repentino fulgor

iluminan

los oscuros pezones

el vientre

la mano que se aroma

en la deseada humedad

en la desvanecida penumbra

esa mujer

anhela de las promesas

el empeño

en la disuelta oscuridad

esta mujer concibe

estímulos en carne propia



esa mujer / olvida

esta mujer cierra los ojos




* Esteban Moore (Buenos Aires, 1952. Poeta, traductor y periodista. Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: La noche en llamas (1982); Providencia terrenal (1983), Con Bogey en Casablanca (1987), Poemas 1982-1987 (1988), Tiempos que van (1994), Instantáneas de fin de siglo (Montevideo, 1999), Partes mínimas (Mar del Plata, 1999), Partes mínimas y otros poemas (Buenos Aires, 2003).  Ha recibido diversos premios. Tradujo, además, a autores de lengua inglesa, como, por ejemplo, Ferlinghetti, James Laughlin, Craig Czury, Charles Bukowsky, etc. Colabora en diarios y revistas del país y del exterior.

Silvia Guerra*, poemas...

Cloto

Afuera, en el cóncavo espejo que es Ahora
un fino entretejido se suspende: alguien
habla de dos, otros de cifras que son inmensas cantidades.
La ascendencia se pierde en estratos
que no tienen demasiada importancia.
Se nombran los caminos, los pazos los pequeños jilgueros.
Se camina sonriendo por la empinada cuesta
Con las botas sucias del barro del camino.
Se llenan los carrillos los rojos los sonrientes
de un aire
que ahí arriba se dice que es purísimo.
Y se habla de la guerra. Del color de la guerra.
aparecen los muertos, en fila, con el plato vacío
me preguntan algo que no entiendo, no entiendo qué me dicen
no entiendo qué hago ahí, por qué me siguen.
Y yo no sé qué hacer, y ellos, tampoco.



Láquesis

Es un prisma. Es un prisma que gira.
Es un prisma que fragmenta la luz, la descompone.
Es un sueño la luz.
Es un sueño la luz que se repite.
Es un espacio verde, que se hiciera
Hay dos amordazados en la luz
en el preciso verde.
Gira una vez el prisma y se hizo tarde.
Gira una vez la luz y hay un zapato suspendido en la
esquina un montón de arañitas verdes, casi transparentes
que caminan incendiándose el lomo
sobre una tela casi transparente
que no deja respirar a los que de una manera
casi transparente
empiezan a quemarse.
Afuera, alguien salta tratando de mirar por la ventana
un golpe apenas en el vidrio, una marca de sangre.
Y es la luz, los irisados tonos de la angustia.
Crujiendo, desde la lluvia verde
Casi transparente.

*

En cruz, la cara. Y cabrío el resplandor sol
de planicie, de cóncavo acabado.
Enorme la extensión y esos espejos quietos
en trozos, que centellean una parte del cielo
hacia la nada. Evadida
se ahuyenta, indivisa
se vuelve
retenido fulgor
al surtidor de péndulo ubicado
tras la vara de sauce y una concentración
que a veces extenúa.
La voluntad, buscando entre rincones obtusos
obtener
líquido mineral que fluya que enamore que belleza
deje al descubierto en raíz, en origen y en superficie
ornamentada o lisa atravesando el espesor
la espesura partiendo y encordada
quedando, la cara en cruz
No importa.

*

Una vez arrancada pediría
dos piedras, arboleda, dulce trino
Como la pana verde y dulce del manzano
Como el recuerdo de las cabras cayendo
hacia el abismo del desembarcadero.
Y la balsa que mecida abanicaba aquella madre muerta
aquellos ojos quietos y pintados
aquella boca muda para siempre.
Si quisiera gritar ¿para qué muerte?


Atropo


Ni mía.
Ni de nadie. Nada.
Yescas, hojillas. Viento de hoja seca.
En la mañana azul, la blanca brisa y el perverso anhelo
El ir queriendo, la cabeza la cara con eczemas, al viento.
Baja por esa soleada correntada nítida y precisa
en el perfil, en el medio atroz de la figura.
El agua en la mirada que se enfrenta y es un rostro sin
alma
que se escapa para llenar ese otro rostro de silencio
para llenarlo con el hilo libado de los sueños, en la
niebla.
La sombra sin atrás, sin cuerpo que refleje, la pura
sombra.
La sombra pura que maltrecha de sí logra extenderse, asirse
sobre un suelo, cubrir la heroica superficie agreste
eber hacia el desierto como un canto como un sonido
/largo,
una oquedad nimbándose desde el cobre central,
/dulcísimo
metal, que envuelva.
Y afuera entre las casas, dispersamente lejos
conjunto de hábitos, manteles, pequeños telares
enardecidos
de gardenias. Y afuera lejos, la tarde que se curva
las primeras estrellas. ¿Para siempre?




Pensarás, es el Báltico. Pero no.
Es la sombra y el ruido de marea esparcida
Y la pleamar que deja las huellas en la arena.
Pensarás ahora ese hueso frontal que si estiro la mano
no lo alcanzo, y sin saberlo nunca extrañarás ahora
como mi tacto entraña. Y detrás de ese hueso la acentuación
sobre la cuarta sílaba simétrica en esas frases de palabras
largas. La subordinación.
La mar después de vuelta porque siempre recordamos lo primero
que esparcido en la ávida penumbra, inunda.
Aún sobre el final, aún en esa parte angosta de la cita, el paso
el corazón primero vuelve.
El Báltico, primero.
Y no vas a saberlo, pero igual acontece
Esto de darse vuelta a la pared tratando de dormir
Esto de darse vuelta y murmurar "ahora tengo cuarenta"
Y afuera el mar inalcanzable, el rumor, la marea la noche
Que murmura.


*Silvia Guerra (Maldonado, Uruguay, 1961). Ha publicado, entre otros, los siguientes libros: De la arena nace el agua (1986), Idea de la aventura (1990), Replicantes Astrales Serie de los Premios (1993), La sombra de la azucena, (2000), Nada de nadie (2001), Estampas de un tapiz (2006). En coautoría, con Verónica Zondek: El ojo atravesado I y El ojo atravesado II (2007), Fuera del relato. Una biografía aproximada de Lautréamont, (2007).

lunes, mayo 16, 2011

Apollinaire, caligrama








Poema que evoca la forma de la torre Eiffel, incluido en Poemas de la paz y de la guerra -escritos entre  1913 y 1916-, años en los que Europa estaba inmersa en la Primera Guerra Mundial, en la cual Guillaume Apollinaire fue herido en las trincheras francesas.

sábado, mayo 14, 2011

Ricardo Molinari: Nadie sabe nada, nunca. Nada.

Oda a la sangre

Esta noche en que el corazón me hincha la boca duramente,
sin pudor, sin nadie, quisiera ver mi sangre corriendo
por la tierra:
golpeando su cuerpo de flor,
-de soledad perdida e inaguantable-
para quejarme angustiosamente
y poder llorar la huida de otros días,
el color áspero de mis viejas venas.
Si pudiera verla sin agonía
quemar el aire desventurado, impenetrable,
que mueve las tormentas secas de mi garganta
y aprieta mi piel dulce, incomparable;
no, ¡las mareas, las hierbas antiguas,
toda mi vida de eco desatendido!

Quisiera conocerla espléndida, saliendo para vivir fuera de mí,
igual que un río partido por el viento,
como por una voluntad que sólo el alma reconoce.
Dentro de mí nadie la esperó. Hacia qué tienda o calor ajeno
saldrá alguna vez
a mirar deshabitada su memoria sin paraíso,
su luz interminable, suficiente.
Quisiera estar desnudo, solo, alegre,
para quitarme la sombra de la muerte
como una enorme y desdichada nube destruida.

Si un día no fuéramos tan extraños, defendidos,
que oyéramos gemir las hierbas igual que un sediento
hábito peregrino,
limpios del humor sucio, corruptivo,
me cortaría las venas de amor
para que se escuchase su retumbar;
para vestir mi cuerpo solitario
de un larguísimo fuego delicioso.

Pero no ha de llegar nunca ese tiempo mágico,
como no llega la felicidad
donde no vive el olvido, una voz muerta,
apagada voluntariamente.
Ni mar ni cielo ni flor ni mujer: nada;
nadie la ha visto llevar su rosa vulnerable,
su desierto extraviado entre inútiles bocas.
¡Qué duro silencio la cubre!
Ya no sé dónde llega o la distrae la vida
o desea dejarla
desprendida.
Dónde se angosta su piel imposible,
su lento signo enigmático: llama de esencia sin despedida.

A través de la carne va llorando,
metida en su foso sin cielo,
en su noche despreciada,
con su lengua eterna, contenida.
Qué gran tristeza la vuelve a la vida sin cansancio;
al reposo, cerrada.

¡La muerte inmensa vela su sueño sin alborada!

Nadie sabe nada, nunca. Nada.
Todo es eso. ¡Ansiedad vuelta hacia dentro,
sorda, detestable; alejada!

Majestuosa en su mundo obscuro, volverá a su raíz
indefinida, penetrante, sola.
Tal vez un río, una boca inolvidable,
no la recuerden.

viernes, mayo 13, 2011

Jorge Leonidas Escudero: Poesía completa...

La cita es hoy, viernes 13 de mayo, a las 19, en Librería Hernández, Avda Corrientes 1436, CABA.
Conmemorando su décimo aniversario, Ediciones En Danza presenta la Poesía completa del maestro sanjuanino Jorge Leonidas Escudero.
No te lo pierdas!

miércoles, mayo 11, 2011

Williams Carlos Williams: Poema


La Rosa se marchita
y es engendrada de nuevo
por su semilla con naturalidad
pero adónde



acudirá
salvo al poema
para no sufrir merma
en su esplendor


* De: Cuadros de Brueghel, 1962. Versión de Juan Miguel López Merino.


Poem


The Rose fades
and is renewed again
by its seed, naturally
but where



save in the poem
shall it go
to suffer no diminution
of its splendor

Jorge Rivelli, un poema

10 de marzo …(12)…

edificio de la calle san josé al 200
cuarto piso departamento “C”
ocho y cuarto de la noche
enciendo la radio y el televisor
el presidente habla por cadena nacional
se refiere a los beneficios
de manejar una ferrari testarosa
al privilegio de ser argentino
por montar una bestia que ruge
y devora el asfalto de la ruta 2
en un abrir y cerrar de ojos
y sigue con un detallado
road test de la máquina italiana
más información
en la revista parabrisas corsa
del 23 de Febrero
preparo la cena y descubro
que la botella de amargo obrero
que utilizo para fraccionar
el vino de damajuana nacarí
tiene restos de óxido
suena el timbre y el teléfono
al mismo tiempo
levanto el tubo es mi ex mujer
pregunta cuando el full mata color
voy a la puerta es la vecina
me pide una taza de vino nacarí
es imposible contestar al unísono
si en la misma mano se dan esas dos piezas
y el juego es abierto entonces full mata color
en estos casos te recomiendo apuesta ciega
duplicando todo lo que abra
2 a 4 / 4 a 8 / 8 a 16 / 16 a 32 / 32 a 64
tengo dudas con el vino
-no importa tengo mucha sed-
por la escasa ropa
el rojo de las mejillas y
la temperatura de sus manos
debe tener fiebre uterina
-puedo pasar y probamos juntos el estado del vino-
con dos copas de cristal
y desnudos en la bañadera
brindamos por el privilegio de ser argentinos
el problema residual
puede ser el exceso de orujo
en la fermentación de las cepas
o lavandina en la higiene de la botella
pero la culpa del indio nacarí era insostenible
huyó de la etiqueta de la damajuana
rumbo a la rioja en busca de facundo
acabamos el presidente la vecina y yo
y quedamos de luto por la muerte de bukowski


* Jorge Rivelli (Buenos Aires, 1954). Poeta. Ha publicado en poesía: Un tiempo para matar (1991); Movimiento en fuga (1992); Trompe l’oeil (1994); Hebra mojada, –en colaboración con Alejandra Mendé-(1997); Matambre (2004) y Las calles terminan en los bares ( 3er. premio Fondo Nacional de las Artes, 2005); Fue incluido en la antologías: Legado de poetas ,Poesía Social Argentina 1956-2006 (2007) y Poetas & putas (2008). Desde 1999 dirige la revista de poesía OMERO.
 

martes, mayo 10, 2011

Pablo Neruda: Todos pican mi poesía/ con invencibles tenedores/ buscando, sin duda, una mosca./ Tengo miedo

Todos me piden que dé saltos,
que tonifique y que futbole,
que corra, que nade y que vuele.
Muy bien.

Todos me aconsejan reposo,
todos me destinan doctores,
mirándome de cierta manera.
Qué pasa?

Todos me aconsejan que viaje,
que entre y que salga, que no viaje,
que me muera y que no me muera.
No importa.

Todos ven las dificultades
de mis vísceras sorprendidas
por radioterribles retratos.
No estoy de acuerdo.

Todos pican mi poesía
con invencibles tenedores
buscando, sin duda, una mosca.
Tengo miedo.

Tengo miedo de todo el mundo,
del agua fría, de la muerte.
Soy como todos los mortales,
inaplazable.

Por eso en estos cortos días
no voy a tomarlos en cuenta,
voy a abrirme y voy a encerrarme
con mi más pérfido enemigo,
Pablo Neruda.

José Emilio Pacheco*: El reposo del fuego

(Don de Heráclito)

Pero el agua recorre los cristales
musgosarnente :
ignora que se altera,
lejos del sueño, todo lo existente.

Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
fuego del aire y soledad del fuego,
al incendiar el aire que es de fuego.
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.

Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:

Soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible en donde entraba
(y no lo hará jamás, nunca dos veces)
la luz de octubre rota en la espesura.

Y fue el olor del mar: una paloma,
como un arco de sal,
ardió en el aire.

No estabas, no estarás
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y entre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
El mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed humana.

*Poeta, narrador y ensayista mexicano (Ciudad de México, 1939). Entre sus muchos galardones se cuentan:  la XVIII edición del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2009 y el Premio Cervantes 2009.De su obra poética se destacan: Los elementos de la noche (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Irás y no volverás (1973), Islas a la deriva (1976), Desde entonces (1980), Trabajos en el mar (1983) y El silencio de la luna, poemas 1985-1996.

Miguel de Cervantes S.: Al fuego me consumo

Mientras que al triste, lamentable acento
del mal acorde son del canto mío,
en eco amargo de cansado aliento,
responde el monte, el prado, el llano, el río,
demos al sordo y presuroso viento
las quejas que del pecho ardiente y frío
salen a mi pesar, pidiendo en vano
ayuda al río, al monte, al prado, al llano.


Crece el humor de mis cansados ojos
las aguas de este río, y de este prado
las variadas flores son abrojos
y espinas que en el alma s'han entrado.
No escucha el alto monte mis enojos,
y el llano de escucharlos se ha cansado;
y así, un pequeño alivio al dolor mío
no hallo en monte, en llano, en prado, en río.


Creí que el fuego que en el alma enciende
el niño alado, el lazo con que aprieta,
la red sutil con que a los dioses prende,
y la furia y rigor de su saeta,
que así ofendiera como a mí me ofende
al sujeto sin par que me sujeta;
mas contra un alma que es de mármol hecha,
la red no puede, el fuego, el lazo y flecha.


Yo sí que al fuego me consumo y quemo,
y al lazo pongo humilde la garganta,
y a la red invisible poco temo,
y el rigor de la flecha no me espanta.


Por esto soy llegado a tal extremo,
a tanto daño, a desventura tanta,
que tengo por mi gloria y mi sosiego
la saeta, la red, el lazo, el fuego.


* (Extraído del primer libro de La Galatea.)

Curandera Ediciones: Lecturas de Otoño

PRIMERA LECTURA DE OTOÑO

Mesa 1:

Michel TRUJILLO (Cuba)
Romina FRESCHI
Dolores ETCHECOPAR

Mesa 2:

Paula JIMÉNEZ
Marcelo CARNERO
Teresa ARIJÓN
(cuya Poesía Reunida será editada próximamente por Curandera)

ACEVEDO 1031, entre Jufré y Lerma.
JUEVES 12 de MAYO
20 hs / Puntual
Entrada Libre y Gratuita

lunes, mayo 09, 2011

Robert Lowell*: Para hablar del infortunio que hay en el matrimonio...

La noche calurosa nos hace mantener abiertas las

ventanas del dormitorio.
Nuestra magnolia florece. La vida comienza a
acontecer,
mi excitado marido interrumpe sus discusiones
hogareñas,
y recorre las calles de un lado a otro, en busca de
prostitutas,
lanzándose por el filo de una navaja.
Ese insensato podría matar a su mujer, y luego
jurar no beber más.
Oh la monótona bajeza de su lujuria...
Es la injusticia..., él es tan injusto...,
ciego de whisky, volviendo a casa a las cinco,
fanfarroneando.
¿Qué lo mueve? Cada noche ato a mi muslo
diez dólares y la llave del auto...
Aguijoneado por la urgencia de su deseo
se desploma sobre mí como un elefante.

*Versión de Alberto Girri.
------------------------------------------
To speak of the woe that is in marriage 
The hot night makes us keep onr bedroom Windows open. / Our magnolia blossoms. Life begins to happen. / My hopped up husband drops his home disputes, / and hits the streets to cruise for prostitutes, / free-lancing out along the razor's edge. / This screwball might kill his wife, then take the pledge. / Oh the monotonous meanness of his lust... / It's the injustice. . . he is so unjust— / whisky-blind, swaggering home at five. /My only thought is how to keep alive. / What makes him tick? Each night now I tie / ten dollars and his car key to my thigh... / Gored by the climacteric of his want, / he stalls above me like an elephant.
------------------------------------------------

*R. Lowell (Boston, 1917-Nueva York, 1977). Poeta estadounidense. Emparentado con James Russell Lowell y Amy Lowell, Sus libros más conocidos son: Estudios del natural (1959), Muertos por la Unión (1964), Cerca del océano (1967) y Día a día (1977).

Agenda: X Aniversario de Ediciones en Danza

Ciclo de presentaciones: grandes libros para un festejo

 9 de mayo, a las 19:
. El naturalista (Alberto Muñoz)
. El libro del engaño y del desengaño (Jorge Aulicino)
. Los poemas (Reynaldo Sietecase)

11 de mayo, a las 19:
. El cine y la poesía argentina (comp. Héctor Freire)

13 de mayo, a las 19:
. Poesía completa (Jorge Leonidas Escudero)

En Librería Hernández, Corrientes 1436 (CABA).

Para estar al día con las novedades del sello: http://www.facebook.com/profile.php?id=100001682002713&ref=ts

http://www.edicionesendanza.blogspot.com/

http://twitter.com/#!/endanza

 http://www.edicionesendanza.com.ar/

Osvaldo Bossi: Casa del viento, antología personal

El viernes, 20 de mayo, a las 19.30 en la Casa de la Lectura, Lavalleja 924, Capital, se presentará Casa del viento, antología personal, del poeta Osvaldo Bossi, publicado por Editorial Nudista.
La presentación del sello estará a cargo de Martín Maigua, y del libro hablarán Andi Nachón y Anahí Mallol.
Lectura de los poemas a cargo del autor.

Casa de viento es el quinto título que presenta Editorial Nudista dentro de su catálogo. Se trata de una selección de la obra poética, hecha por el mismo autor. El libro contiene un CD con lectura de los poemas, a cargo del mismo Osvaldo Bossi. En el prólogo, Silvio Mattoni dice: Respirar, suspirar, expirar cuando parece que tocamos y somos tocados, ante la inminencia del contacto, son modos espirituales, maneras del viento. ¿Y acaso no proviene de esa gama de palabras la vieja inspiración poética? Movido por una pasión, guiado por una maestría expresiva y un sobrio despliegue narrativo, atento a lo que respiró a su lado, el poeta Bossi encuentra el aliento que lo hace escribir, ese movimiento continuo de un aire mental que sopla en las palabras y las vuelve eficaces. Bossi, como el coyote, “podría haber buscado/ el consuelo de las palabras”, pero prefiere dirigirse a la vida misma, a lo que pasa, a las palpitaciones incesantes de un cuerpo en contacto con otros, aun cuando eso lo aleje de aquello mismo que sigue persiguiendo.

sábado, mayo 07, 2011

Gonzalo Rojas: Los letrados

Gracias a la poeta Concha García por haber publicado en su sitio de facebook este hermoso poema del maestro Gonzalo Rojas.


Lo prostituyen todo
Con su ánimo gastado en circunloquios,
Lo explican todo. Monologan
...Como máquinas llenas de aceite.
Lo manchan todo con su baba metafísica.
Yo los quisiera ver en los mares del sur
Una noche de viento real, con la cabeza
Vaciada en frío, oliendo
La soledad del mundo,
Sin luna,
Sin explicación posible,
Fumando en el terror del desamparo.

Raúl González Tuñón*: Blues de las cosas viejas

                      Las cosas viejas, tris, entrañables, sin voz y sin color, tienen secretos...
                                                                 José Asunción Silva

I

¿Quién piensa en los instantes
que quedaron fijados en las fotografías?
Tiempo que fue y deviene.
Morir no es destruirse.
¿Quién piensa en los retratos
de aquellos que partieron
y hoy miran cómo crece la vida de los otros,
cómo sube la muerte?

Morir es transformarse.

Vida que fue memoria vencedora
de tiempos y de olvidos.
Retratos familiares, solos, indiferentes
o de extraña presencia palpitante.
Retratos de los novios, disfuminadas sepias,
fotografía grande de la boda;
ese traje de un día, nupcial evanescente
que se arrumba en un cofre,
igual que en otro cofre ese otro traje
de un día, la mortaja.

Figuras de los próceres que fueron
y ahora son sólo nombres de calles desteñidas,
perdidas, desvaídas
en la ciudad inexorable.
Figuras de posturas o tamaños distintos.
Fotos tomadas a su hora,
o ausente el ser querido,
manos fieles las deshojan de un álbum
para exponer, como si fuera viva,
su muerte inapelable.

II

Amo las cosas viejas que habitan el silencio
como antiguos fantasmas en vastos caserones
de hierba abandonada y de rejas caídas,
solos, vacíos, sin después.
Calles, plazas, mansiones con historia
o con la historia simple, sencilla, prodigiosa
de lo que fue humano acontecer.
Palomares que un gallo de veleta corona,
molinos que ahora yacen en amargas arenas,
restos de enormes quintas,
la sola puerta derramada y muerta,
reverberos inútiles, patios que nadie cruza,
algún aljibe ahora seco y mudo,
donde estuvo la casa familiar y fragante.
Parques, losas, portales, balaustradas
descascaradas y llovidas.
Cofres ya sin secretos, violines sin cintura,
lápida que los yuyos invadieron,
con la mitad de un nombre; calesitas
que se mueren de a poco en los baldíos.
Encajes de Bruselas o de Brujas la Muerta
yacentes en el último cajón que oliera a espliego
de la vetusta cómoda que no reclama nadie.
Espejo cuya luna devoró tantas horas,
tanta hoja de almanaque arrancada a la vida,
el primer baile, el velatorio... Espejo
que trasciende ya dulces, ya tristes sugestiones,
como esos objetos que de tanto mirarlos
ya no importan
y sin embargo en ellos, como soñara Rodenbach,
a su modo perduran reflejados los antiguos semblantes:
"Los ausentes queridos sobreviven en ellos".
Sombrillas, abanicos de otros días,
arrumbados en sórdidos desvanes,
saudosos de otros soles, otras lluvias
otros suspiros de clavel del aire...
Ventanas de otras épocas, todavía asomadas
a horizontes ingenuos de inefables postales.
Un insistente clima de nostalgia y recuerdo.
Un sentido, una música, una plural fragancia.
Maniquíes desnudos,
medallas de perfiles ya borrados,
retratos y paisajes que detienen el tiempo,
cosas viejas, dejadas, escondidas, colgadas,
como si fueran su fotografía.

Y como sobre el arpa de Bécquer, polvorienta,
pero inmortal
o como sobre el féretro sin cruz
de José Asunción Silva, el colombiano
(que se hizo trazar con un lápiz azul
un círculo en el pecho,
para que el tiro no fallara...)
la sombra de una sombra.
La sombra de "una sola sombra larga".

*Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905-1974).
Del libro: A la sombra de los barrios amados (Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1957).

jueves, mayo 05, 2011

Mirtha Defilpo: Babel

Cuando la lengua tome por la voz otro sentido
repita por escrito lo que hablabas
la agonía neutra en torno a la palabra
que incapaz de sufrir
afrma un resto:

El viejo entendimiento.

Ese yo extraño
alquimista de trazo escamoteado
y hechizo de la gnosis como cuento.

Su condición
es una ley que apenas cambia:
la frase del rodeo
a la luz de la promesa de un desierto.

Testigo incontestable
verdad monóloga de historias absolutas
a su propio designio servidora

en esa ceremonia de fragmentos
en esta miniatura de lo informe
perecedera y presente de lo eterno

dirá apenas
con trabajos de idénticas movidas
y relapsa de la misma escena
que la palabra es célebre en bullicio
y en vaguedad peligro.

*Mirtha Defilpo (Buenos Aires, 1944). Poeta, música, letrista. Publicó, entre otros, los siguientes libros:  Después de Darwin (1983), Malezas (1985), Matices (1988).
**Del libro Malezas. Véase  Poetas argentinas 1940-1960 (selec. y prólogo Irene Gruss). Ed. del Dock.

Wallace Stevens: El hombre de nieve

Publiqué ya en este blog este poema de Wallace Stevens que tanto me gusta, en versión al castellano del poeta Alberto Girri. Pero esta vez elegí esta otra excelente versión del poeta Jorge Aulicino, uno de cuyos aciertos, a mi modesto entender, es haber traducido como “ánimo de invierno” aquello que Girri tradujera como “espíritu de invierno”.


El hombre de nieve

Uno debe tener un ánimo de invierno
Para considerar la escarcha y las ramas
De los pinos encostrados por la nieve;

Y haber tenido frío un largo tiempo
Para contemplar los enebros enmarañados con hielo,
Los abetos, agrestes en el brillo lejano

Del sol de enero; y no pensar
En ninguna aflicción en el sonido del viento,
En el sonido de unas pocas hojas,


Que es el sonido de la tierra
Llena de ese mismo viento
Que sopla en el mismo desnudo lugar

Para el oyente, el que escucha en la nieve,
Y, en sí mismo nada, contempla
La nada que no está allí y la nada que está.



*Wallace Stevens: Véase el libro Harmonium, 1923, Collected Poetry & Prose, The Library of America, Nueva York, 1997.

The Snow Man


One must have a mind of winter/ To regard the frost and the boughs / Of the pine-trees crusted with snow; // And have been cold a long time/ To behold the junipers shagged with ice, /The spruces rough in the distant glitter // Of the January sun; and not to think / Of any misery in the sound of the wind, /In the sound of a few leaves, /Which is the sound of the land /Full of the same wind /That is blowing in the same bare place // For the listener, who listens in the snow,/ And, nothing himself, beholds /Nothing that is not there and the nothing that is.

Extractado de http://campodemaniobras.blogspot.com/2009/07/wallace-stevens-nieve.html

* Acerca de este poema, comenta el poeta Alberto Girri en el libro Poemas (Wallace Stevens, Williams Carlos Williams, Robert Lowell. Ed. Corregidor, 1980): (...) " 'El hombre de nieve' pertenece a Harmonium, un libro que abunda en ascéticos poemas sobre la vacuidad; (...). Encarna el espíritu invernal, mira la realidad imbuido de ese espíritu, y su conclusión es que está contemplando una nada que no está allí y la nada que está. Una nada parecida a la de la abstracción matemática, más desalentadora aún que la que persiguieron otros grandes poetas, 'más vacía que la oscuridad y la privación de Eliot (...)'. En poemas de este tipo, Stevens se preocupa de que el que habla responda anímicamente a lo que el paisaje de la estación sugiere. En 'El hombre de nieve', el dominio del invierno en su plenitud es absoluto, y la imaginación y la mente caen bajo ese dominio. Ningún cambio las distrae, ni siquiera son distraídas por sugerencias humanas, y observan el paisaje en un estado de paralelismo entre lo interno y las condiciones del mundo exterior, un mundo que es cambiante por definición pero que en ese instante del invierno que el poema quiere expresar ha alcanzado la inmovilidad de lo eterno."

Susana Poujol: Memorias de Quequén

                                        a Graciela Perosio

Jolgorio de hacendados/ un castillo
en el ojo de la cerradura:
....................................dos hijas
espían a Madama/tan bella...
Soledad y ficciones
...............galopan sobre sus muslos
Regresadas yacieron
..................en luna llena/llenas de miedo
mariposa  corroída   infancia
........pasiones enarenadas
                                               .............oh viento fuerte.
                                             .....de las Muñecas Bravas 

Las plantas carnívoras

Carambola: el torito de Mataderos
se come todo se come y nosotras
no tenemos qué comer
..................................hambre de hombres
fruición del entrevero
..................................pétalos y semen
a la olla
............total nadie oye cómo comen
comemos/ los miembros que laten por
allí: si títeres se nos cuelgan
muñecos de las hojas
..................................Angie y el Lord
tan perversos/ tan hojarasca azul
pestilente de nos


*Susana Poujol había nacido en Necochea en 1950 y murió en Buenos Aires en 2009. Poeta y dramaturga. Profesora en Letras, integró el consejo de redacción de la revista XUL.
**Los poemas que se transcriben están  incluido en su libro Camafeos.

martes, mayo 03, 2011

Juan L. Ortíz: La cara de Isadora

"¡Qué cosas tenía Isadora Duncan! Cuando bailaba, no solamente era el cuerpo, era la expresión... En la cara se le notaban los estados de espíritu en una forma tal que parecía que esa mujer iba a morirse. En cierto momento, o ya se moría con un suspiro de nostalgia, o ya se moría en un estado de angustia. Era una cosa muy rara. No solamente yo lo sentí, sino otros también, por cierto. Y lo sentí entonces, cuando vino Isadora. La vi por setenta centavos en el Colón, en el "gallinero" del Colón. Había ido con un muchacho, estaba sentado al lado mío, y comentábamos esa cosa extraña, la cara de Isadora."

lunes, mayo 02, 2011

Delia Pasini*: Setiembre...

Nada es para siempre, dice, mirando las
grietas de la casa. Porque ella la había
pensado indestructible, como si sólo los
seres murieran con el tiempo.
La humedad cala las hechuras y esas manos,
ah, esas manos siempre taciturnas también
palpan los fragmentos desprendidos.

Comprende. Por desgracia sabe ver.
Algunos la pensarán suspicaz y otros malsana.
Si la grandeza se refleja en la mirada
los ojos verdes de la gata chispean de amor e
inteligencia. Brasa fría en la noche, arrebujada.

Trae el viento un aliento dulzón, incipiente y
tímido a flores preanunciadas. No la calma bochornosa
del verano sino el bramido de la tierra en eclosión.
Aunque los tiempos deterioran el clima y las costumbres
todavía es posible sembrar y retoñarse.

Esos arboles jóvenes, otros los verán elevarse
hacia la luz. Si quedaran las voces, si quedara
la musica, si quedaran las telas encendidas,
resumirían en un haz el milagro del génesis.

Por siempre renovado, en tanto alguien enseñe
a un niño a descifrar su nombre y el camino



*Poeta, crítica, traductora. Publicó, entre otros, los siguientes libros: Un decir se repite entre mujeres (1979); Los peces de ceniza (1984); Adiós en el original (1985); Títere sin cabeza (1991); De artes y oficios (1998), Parábola de ciegos (2005).  Ha traducido a diversos autores en lengua inglesa: Lewis Carroll, Oscar Wilde, Jane Austen, Christopher Marlowe, Robert Louis Stevenson, Charles Dickens y William Butler Yeats. Secretaria de redacción de la revista de poesía El Jabalí, colabora en diarios y revistas del país y el exterior.